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La leyenda de los duendes es aquel conjunto de relatos referidos a seres pequeños con aspecto humanoide que conforman parte de diversas mitologías alrededor del planeta. Independientemente del país de origen, sus leyendas realzan la atracción de los duendes por los niños y por las travesuras.

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Leyenda de los Duendes

No existe una única persona quien no haya oído hablar sobre la leyenda de los duendes. De esos modestos seres con los que las madres intimidan a los niños: “Los duendes vendrán por ti”. Con ese advertencia, era normal que a todo niño le diese temor conseguirse con ellos.

Los duendes son unos hombrecillos de baja estatura, quizás alcancen el medio metro, utilizan una boina grande y se trajean pomposamente, con trajes coloridos. Gran parte de su tiempo marchan juntos, por los potreros, cafetales y senderos solitarios, sin importarles si es noche o de día con tal de andar errantes.

Al ingresar a una vivienda se tornan invisibles, fastidian lo suficiente, arrojan cochinadas en las comidas, lanzan lo que tengan en sus manos. Empero a quienes mas hostigan es a los niños más pequeños, engañándolos con golosinas y juguetes atractivos, de tal manera que los sacan de sus casas para perderlos. De no quererse ir el niño, se lo llevan obligados así llore o grite. Lo cual dio origen a la leyenda de los duendes roba niños.

En cierta ocasión un señor, de todo respeto, relató que una noche, cuando paseaba a caballo con otro amigo vio brincar un pequeñín a la margen del camino. Al observar esa pequeña figura en ese camino tan solo y en horas tan inesperadas, los dos se extrañaron, redujeron el ritmo de los caballos para interrogarlo hacia donde iba.

«Voy a cumplir con un mandaillo» expresó el pequeñín. Pero no obstante aceleraban su andar, el pequeñín los perseguía a relativa distancia, con una agilidad insospechada. Aquel suceso los puso la piel como de gallina, y no querían ver hacia atrás,  y cuando lo hicieron ya había desaparecido.

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Algo muy similar a este relato previo le ocurrió a un niño, al cual sus padres trataron de ubicar por todos lados, tras haberse extraviado hace un par de días atrás. Fue hallado encontrándose en un potrero alejado del pueblo.

Al preguntársele como había arribado allí, exclamó que unos hombrecillos muy diminutos se lo habían llevado ofreciéndole golosinas y juguetes. Empero al hallarse retirados del pueblo, le pellizcaba y fastidiaban y al tanto el niño gimoteaba, aquella camarilla de pequeñines se reían y danzaban.

Este acontecimiento fue muy comentado en aquel poblado y es merecedor de estudio por lo enigmático del caso. Cuenta la gente que para hacer huir a los duendes de una casa, sugieren colocar un baile bien encandilado con música bien alta.

¿Que es un Duende?

Los encontramos presente en el folclore de numerosas culturas y se les ha definido como seres mitológicos ficticios con fisonomía humana pero de tamaño comparable al de un niño pequeño. La procedencia de su nombre radica en la expresión «duen de casa» o «dueño de casa», debido a la naturaleza indiscreta de los duendes al «apropiarse» de los hogares y dejarlos bajo encanto, o bien del término árabe «duar del hogar» («que habita, habitante»).

En España, en la comunidad autónoma de Castilla y León, el vocablo duende determina a una clase de ente sobrenatural de la cultura popular semejante al goblin de otros folclores de Europa (del término francés normando gobelin, con el que se llamaba a un fantasma que supuestamente arrasó al poblado de Evreux en la centuria XII),​ de proceder perverso con los humanos.

Leyenda de los Duendes: Historia

De la leyenda de los duendes conocemos que son criaturas irreales, feéricas (vinculadas al mundo de las hadas) y no pertenecen al acervo cristiano, a pesar de que ciertos estudiosos de los demonios de los siglos XVI y XVII los catalogan dentro de esa categoría desde mediados de la centuria XV.

Físicamente se les reseña hasta de un metro de altura, parecidos a los humanos, orejas grandes y en punta y de piel verde, caracterizándose por ser entes elementales, protectores de la naturaleza y el bosque y por ser huidizos.

En una descripción extensa para la mitología de cualquier civilización, se le reseña como de apariencia humanoide y muy escasa estatura, poseedor de alguna clase de don o saber sobrenatural y exponente de un característico espíritu burlón o perverso, por el cual se le achacan toda clase de daños menores en el ámbito hogareño o rural.

No obstante parezcan crónicas resultantes de la superstición, su asiduidad y enraizamiento en algunas culturas hacen que constituyan parte relevante de su folclore.

En lo referente a su procedencia, en ciertos países americanos se considera de que se trata de un niño que falleció sin ser bautizado, o igualmente que puede aludir a un niño que le pegó a su madre. Para poderlos ahuyentar, hay quienes recomiendan colocar música a todo volumen o arrojarles sal.

Categorías de Duendes

Por todo lo anterior se clasificarían en la categoría genérica del duende a los gnomos, los trasgos, el tomte de Suecia, el leprechaun de Irlanda o el poltergeist de Alemania. A pesar de que la trama de las distintas leyendas presentan pocas variantes, se conocen, además de la leyenda de los duendes cortas, algunas de contenido más extenso. Aparte existe una gran variedad de duendes clasificados en:

  • Duendes hogareños o domésticos
  • Duendes de los áticos
  • Duendes femeninos
  • Duendes perjudiciales (vampirizantes y lascivos)
  • Duendes o demonios familiares
  • Diablo cojuelo
  • Diablos burlones
  • Leprechaun
  • Phooka
  • Duendes de jardín, Granja, Campo o bosque
  • Duende pintón
  • Pixie
  • Lares, Larvas y lemures
  • Eddas
  • Duendes de Francia
  • Duendes de las Islas Británicas
  • Duendes de Alemania
  • Monjecillo
  • Kappa
  • Servan
  • Dedushka
  • Duendes de África
  • Duendes esquimales
  • Ponatui
  • Vius
  • Ratón Colorado de Murcia
  • Duende Fraile
  • Trentis
  • Tentirujos
  • Hobgoblins
  • Duende Organista
  • Nómedes
  • Minúculus Perverso
  • Trastolillos
  • Cernmecores
  • Cuines
  • Rudimes
  • Nites
  • Minutes
  • Los Gnomos

Este tipo de creencias vinculadas a los hogares fueron propagadas por todo el Imperio romano, ya que su fe pagana sostenía que había unas deidades menores, los lares o genius loci, que ocupaban una casa a la que estaban asociados con el propósito de resguardarla.

En otras ocasiones estaban relacionados a la familia que edificó la casa o que la ocupó desde que fue erigida, lo cual explica su frecuente relación con las hogueras del altar familiar u hogar, las cazuelas o los desvanes. A lo cual habría que agregarle una idea similar por parte de los druidas, quizá aún vigente en la creencia alemana en los Kobold.

Igualmente la leyenda de los duendes aparece en el folclore de la totalidad de los países eslavos, en los cuales se les llama domovik, e inclusive en el japonés, en el cual unos seres en todo similares se llaman zashiki-warashi. Asimismo, los djinn de los pueblos semíticos cuenta con características muy semejantes.

La superstición, de otro lado, podría disponer de una etiología sumamente básica: una excusa prodigiosa o imaginativa de los sonidos desconocidos que ocurren en las desvanes, sótanos o cavernas subterráneas selladas de las casas, usualmente ocasionados por la presencia de pequeños roedores o animalejos buscando alimentarse.

Agregado a su procedencia supersticiosa, la leyenda de la denominada «gente menuda», como los apodaba en su célebre escrito el párroco escocés Robert Kirk,​ o «duendes», está tan enraizada en unos sitios específicos de Europa (islas británicas) que hay quienes han teorizado sobre la probable existencia tiempo atrás de un grupo humano de escasa estatura en estas regiones.

Esto último parece darle cierta notoriedad al reciente hallazgo del hombre de Flores y al ya renombrado pueblo pigmeo en África. El que inicialmente propuso esta explicación fue David MacRitchie (1861-1925), un folclorista escocés, en su texto «The Testimony of Tradition».

Esta clase de leyenda de los duendes (así como otras) se habrían fundamentado en la presencia histórica de un grupo humano que morará en cavernas o bajo tierra en las Islas Británicas, remanente de poblaciones remotas de tecnología muy elemental, quizás neolítica, los cuales ante el arribo de pueblos de mayor cultura y armamento, se habrían escondido en la oscuridad.

Esta hipótesis la habría completado la doctora Margaret Murray (1863-1963) en «The Witch-Cult in Western Europe (1921) «. El alquimista y médico de Suiza Paracelso (1493-1541) redactó sobre muchas categorías de seres ni humanos ni divinos en su grimorio Philosophia Occulta (1570), clasificándolos como elementales y llamó gnomos (elemento tierra), ondinas (agua), silfos o sílfides (aire) y salamandras (fuego):

No puede considerarse como hombres, ya que algunos vuelan como los espíritus, y no lo son, ya que comen y beben como hombres. El hombre cuenta con un alma que los espíritus no requieren. Los elementales no poseen alma y, aun así, no son iguales a los espíritus, éstos no fallecen y aquéllos sí lo hacen.

Estas criaturas que fallecen y no poseen alma ¿son, entonces, animales? Son más que eso, ya que hablan y sonríen. Son sensatos, ricos, eruditos, pobres y locos tal cual nosotros. Son el reflejo grosero del hombre, como éste es el reflejo grosero de Dios…

Estas criaturas no son temerosos ni del agua ni del fuego. Están expuestos a las indisposiciones y padecimientos humanos, fenecen como las bestias y su carne se corrompe como la carne animal, y son íntegros y viciosos, dignos e indignos, mejores o peores.

Los duendes equivaldrían a los gnomos y silfos y pueblan mundos propios no muy distanciados del nuestro, siendo no visibles para nosotros ya que nuestras sensibilidades son de poca sutilidad y desarrollo por lo que no tenemos el poder para observarlos.

No obstante todos esos seres, de acuerdo a Paracelso, cuentan con una común interdimensionalidad y atemporalidad, se agrupan en colectividades jerarquizadas, los hombres no los pueden ver, no así ciertos animales y niños, son traviesos y tramposos y sumamente atraídos por algunas particularidades sexuales de los humanos, a los cuales en ocasiones secuestran cuando son niños.

Llegan a vivir muchos más que los hombres, pero no alcanzan la inmortalidad: medio milenio o más, moralmente neutrales, inteligentes, y les aterra el hierro y el acero. Cuentan con tres importantes festividades: en mayo, el 24 de junio (solsticio de verano) y en noviembre.

Continuando el léxico de C. S. Lewis en su obra «The Discarded Image: An Introduction to Medieval and Renaissance Literature» (1964), llamado en español «La imagen del mundo», se les catalogaría como los longavi o longevos, almas que, cuando Lucifer se rebeló contra Dios, no apoyaron ni a uno ni al otro.

Dios había aplazado su veredicto hasta el día del Juicio Final, y provisionalmente estas criaturas podrían circular por el mundo infranatural, esto es, por debajo de la trayectoria lunar, ya que por arriba se encuentra lo sobrenatural. Algunos pudieron haber caído a la Tierra, por lo que moraban en cavernas o subterráneos. Ni son demonios ni ángeles: son los duendes, hadas, etc. de lo que hemos hablado hasta aquí, de ahí su confusión moral.

En otra obra, el poeta Heinrich Heine denomina a toda esta gente «dioses en el destierro», porque en la antigüedad eran los diosecillos paganos inferiores que tenían algunas cometidos religiosos y ahora han sido puestos de lado, por lo que se muestran caricaturizados por la tradición religiosa reinante.

Su apariencia por ello ha sido deformada como risible y sólo tienen relevancia para los niños susceptibles, merced a los cuales, no obstante, se mantiene una evocación más o menos afeada.

Los Mitos y Leyendas de los Duendes Más Populares

Se conocen muchas variedades de la leyenda de los duendes en diversos países y civilizaciones del mundo, a pesar de que los mas ampliamente populares son las de los naciones célticas.

Europa

Hoy en día uno de los tipos de mayor reconocimiento son los del leprechaun, originarios de Irlanda y popular en las conmemoraciones de San Patricio, similares a las que se festejan en Estados Unidos.

La representación moderna del leprechaun es la de un hombrecito barbado de baja estatura, de porte alegre y en ocasiones gruñón, trajeado de color verde, a pesar de que en los relatos folclóricos irlandeses su genio era menos cordial y solían trajearse de ropajes rojos. Los leprechaun constituyen parte de la serie de leyendas irlandesas asociadas con los Tuatha Dé Danann.

Otras categorías de duendes irlandeses son los cluricaun (adictos a las bebidas alcohólicas) y los far darrig (hombres de rojo). Los relatos de los hobgoblins y los puck son originarios de otra nación celta, Escocia. Estas criaturas son reseñadas como espíritus revoltosos vinculados con la tierra. El hobgoblin es un ente de apariencia humana, bajo y peludo, que mora en las casas y hace diabluras nocturnas mientras los demás duermen.

El puck es mostrado con un aire más semejante al de los pixies del folklore británico, en particular de Cornualles. Al tanto el hobgoblin es chico y tosco y reside en las casas de los campesinos, el puck y el pixie son más agraciados y habitan en los bosques.

Otra categoría de duende de la zona norteña de las islas británicas es el brownie o urisk, parecido al hobgoblin aunque de  menor estatura, peludo y trajeado con un manto o capa de color café, y que reside en las casas auxiliando con las faenas cotidianas en horas nocturnas.

En el folclore de Escandinavia igualmente hay varias clases de duendes, los cuales están relacionados al solsticio de invierno, y hoy en día, se conoce la leyenda de los duendes navideños. Su aspecto moderno es la del usual duende de jardín o duende de navidad: minúsculos, ataviados con de colores luminosos, sombreros de cono puntiagudos y una extensa barba.

A pesar de ello, en las tradiciones folclóricas escandinavas se les detalla como hombres ancianos y chicos trajeados a la costumbre rural campesina, de temperamento voluble, en ocasiones divertidos y traviesos, en otras furiosos y vengativos, que cuentan con el don de hacerse invisibles o adquirir variados aspectos.

Se les otorga distintos nombres de acuerdo al país: tomte en Suecia, nisse en Noruega y Dinamarca, y tonttu en Finlandia. Su aparición es habitual en la literatura de la región, como en los relatos de Hans Christian Andersen.

En la tradición eslava, el domovoi es una criatura de baja estatura, recubierto de pelo, que es tenido como centinela de las viviendas. Estos entes tienen la capacidad de convertirse en animales, como gatos o perros, o inclusive puede tomar el aspecto del dueño de la casa.

Los eslavos acostumbraban convidar al domovoi a permanecer en las casas, pues colabora manteniendo todo en orden, al tanto esté a gusto, pero, de cambiar eso, el domovoi se enfurece y destruye platos, mueve las cosas de su lugar y llora por las noches.

Para las poblaciones sajonas de Inglaterra, Gales, Alemania y Países Bajos, los goblins eran seres monstruosos y de aspecto grotesco, usualmente de naturaleza perversa y egoísta, ansiosos por el oro y las cosas materiales. Eran seres mágicos con numerosas destrezas, semejantes a las de las hadas o los demonios.

Los goblins se muestran con frecuencia en la literatura contemporánea, como en los obras de Tolkien, e igualmente aparecen en juegos de rol y videojuegos como Warhammer o World of Warcraft. Parecido al goblin, pero de temperamento más benigno y doméstico, es el kobold, propio del folklore de Alemania. El kobold formaba parte del mundo espiritual, pero en ocasiones interactuaba con los humanos.

Se le podía personificar con aspectos animales, como fuego, con apariencia humanoide o como objetos, en oportunidades se enmascaran como campesinos o niños de baja estatura. Los kobolds podían morar bajo tierra y faenar como mineros, pero en ocasiones encantaban y residían en castillos y barcos. Similar a otras clases de duendes, a veces auxiliaban a los hombres en las tareas domésticas.

El spiriduș era una modesta criatura del folclore de Rumania, cuyo temperamento podía ser bondadoso o malévolo. Su aspecto es semejante al del leprechaun irlandés. El sufijo -uș es un diminutivo del vocablo espíritu, cuyo significado esta más vinculado al término «fantasma».

En Francia, el lutin de Normandía desempeña un rol similar al de los espíritus hogareños de las costumbres de Inglaterra, Alemania y Escandinavia. El lutin igualmente es un duende revoltoso, pues se divierte amarrando en trenzas las crines de los caballos. Los lutin han migrado del folclore francés a América, en particular en la provincia de Quebec, en Canadá, o en el relato del «nain rouge» (enano rojo) que encanta la ciudad de Detroit, Michigan.

El mazapé gul es una categoría de duende hogareño de la zona de la Romaña, en Italia. Su apariencia es la de un ser humanoide bajo, de pelaje grisáceo, que en oportunidades podía ser bondadoso pero al enfadarse se tornaba maligno.

España

La leyenda de los duendes del folclore español posee gran riqueza y variados tipos de criaturas, entre los que podemos conseguir a: Trasgos, Martinicos, Diaños, Gnomos, Hadas, Encantadas, Trastolillos, Trentis, Tentirujos, Nuberus, Trasnos en Galicia, Follets en Cataluña, Iratxoak (y otras denominaciones) en el País Vasco y Navarra, Trasgus en Asturias, Menutos o Menudos en Valle de Hecho y en otras zonas del Alto Aragón, Mengues (Sur de España).

Los Duendes Castellanos

Martinicos, diaños, trasgos, gnomos, encantadas, hadas y elfos son los duendes mas reconocidos de Castilla. Los martinicos, vinculados con los bestiones de la Edad Media y registrados en algunos de los Caprichos de Goya, son enanos de gran cabeza (personificados como cabezudos en las festividades populares).

Poseen inmensas manos y se suelen ataviar con traje franciscano, provocan ruidos en los desvanes, mudan y extravían objetos cuando no los observan y producen irritantes chascos y bromas. Los gnomos moran en los agujeros de la tierra y la mención inicial de un elfo en las letras españolas se encuentra en el Cantar de mío Cid, al referirse a los «caños de Elfa», esto es, la cueva de Elfa.

El pionero en tratar extensivamente de los duendes fue el estudioso de los demonios fray Antonio de Fuentelapeña en «El ente dilucidado: discurso único novísimo que muestra que hay en naturaleza animales irracionales invisibles y quales sean (1676)». Se reseñaba que todos los duendes se desvanecieron con la bula de la Santa Cruzada.

A posteriori, en la centuria XVIII, el pre ilustrado benedictino padre Benito Jerónimo Feijoo se inmiscuye en una pelea sin cuartel contra estas creencias en su Teatro crítico universal.

De otro lado, en el entorno cultural flamenco se llama duende al carácter enigmático e incomprensible que ese arte y sus ejecutantes alcanzan en ciertas oportunidades, un poder misterioso que todos perciben y ningún filósofo logra explicar.​

Los Duendes Cántabros

Los hay de distintas clases: los trastolillos, los enanos, los busgosos, los trentis, los nuberos, los ventolines, los tronantes y las anjanas, entre otros.

Los Duendes Asturianos

Apabardexu es una variedad de los Lagos de Somiedo que los locales señalan como una especie de duende. En el dialecto bable, Asturiano, asturleones de Asturias, apabardexu se traduce al español o castellano como duende de monte.

Las Lamias

Las lamias españolas (genios mitológicos vascos) son equivalentes a las lamiñak vasco navarras y las lainas aragonesas. Poseen rostro y cuerpo de hermosas mujeres y patas palmeadas como de ánade (ganso, pato, oca…). Pueblan en sitios próximos al agua, o en los mismos lagunas, ibones y barrancas.

América

En América se conocen variadas crónicas y leyendas acerca de espíritus vinculados a la tierra, los cuerpos de agua, los bosques, los elementos, el aire, el hogar, el inframundo. Numerosos relatos se fusionaron con las leyendas europeas acerca de duendes, dando origen a novedosas fábulas sincréticas.

En México, dentro de las civilizaciones mesoamericanas como la cultura maya, los aluxes son una clase de duende benigno que mora en los campos de maíz. Cuentan con el don de atraer la lluvia y resguardar los campos. Los agricultores solían levantarles modestas casas de nombre kahtal alux, en las cuales el alux moraba para cuidar los cultivos, pero al séptimo año se le debía confinar ya que el alux se volvía perverso y provocaba estragos.

Igualmente, se cuenta del Uay Chup, duende lúbrico o impúdico que se adentra en las viviendas para mantener relaciones carnales con muchachas y muchachos. Otra clase de duende es el chaneque, de la cosmogonía mexica, ser asociado al inframundo, los bosques, los ríos y los animales. Hoy día, se les da aspecto de niños, con los pies al revés, el cuerpo amorfo, con cola, carentes de la oreja izquierda, y les encanta hacer diabluras.

Los duendes igualmente son conocidos ya sea como gnomos o enanos en América Central. Gran número de estos seres son una combinación del duende europeo, en particular de los trasgos castellanos, con los geniecillos defensores de los credos indígenas.

De esta manera, estas entidades pueden ser desde modestos humanoides con trajes de colores y prolongadas barbas, hasta tener peculiaridades físicas de animales como patas de pollo o poseer los pies al revés, tal es el caso del Cipitío de El Salvador.

En la leyenda de los duendes de Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua y Costa Rica, a estos seres les encanta hacer diabluras en las casas, a pesar de que en ocasiones apoyaban en los quehaceres domésticos, como sucede en la leyenda de los duendes del bacín de Costa Rica. Una de las cuestiones más sombrías es que a estas ánimas les agradaba extraviar a la gente, en particular a los niños, como relatan las leyendas indígenas de los bribris y cabécares.

Entre las clases concretas de duendes de los pueblos aborígenes centroamericanos están el mgöra, de la Comarca Ngöbe-Buglé en Panamá, o el cucumi de Cuba. Igualmente se ha mencionar al Sombrerón, personalidad de las leyendas de Guatemala, un enano con un enorme sombrero y una guitarra que transita por los pueblos del país conquistando mujeres.

En el Caribe y América Central, se cuenta de la Ciguapa, un ser mitológico con forma de mujer, semejante a una indígena, de poca estatura, pelo extenso con el cual se viste y con los pies al revés.

En Suramérica la leyenda de los duendes presenta criaturas míticas con ciertas particularidades. En naciones como Venezuela se les llama momoyes. En Colombia, se halla el Mohán. En la cosmogonía amazónica, como la de los guaraníes paraguayos, se encuentran personajes como el Pombero, el Yasy Yateré y el Kurupí, al tanto que en Brasil están los relatos  de Caipora y Curupira.

En Bolivia, en la zona occidental se los nombra como anchancho en aymará y como muki en quechua, en el área  de los valles.​ En las poblaciones del norte chileno y argentino se consigue al Coquena, un ente mitológico benefactor quechua y calchaquí.

En la cultura mapuche chilena se encuentra el Laftrache y el Trauco, en Ecuador, el Tin tín (duende fálico del litoral) y el Chuzalongo (duende fálico de la cordillera), y en Perú, el Muqui (duende minero de la altiplanicie andina), el Chullachaqui, el Chinchilico, y el Shapishico (en la amazonía peruana).

Asia

En Japón, se conocen unas criaturas llamadas como Misceláneos y cuyo número es incalculable, siendo algunos demasiado raros como para clasificarlos en alguna categoría. Éstos resultan usualmente de la conversión de un cierto tipo de depravación o de entes hallados en la vida ordinaria, o son totalmente nuevas clases de duende.

Ejemplo de ellos son el abura-sumashi, un goblin o duende anciano, con porte de satisfacción con rostro de patata, que toma aceite; el ami-kiri, ente que existe con el exclusivo propósito de romper la red del mosquito; y el ushi-oni, diablo vaca que se muestra en ocasiones con el cuerpo de una araña enorme. El ningyo es un humano-pez, mas no es sirena ya que es la parte superior de su cuerpo que es pez.

Se conoce la leyenda de los duendes del Abura-sumashi, el cual es un espíritu que asombra a las personas en el cruce de las montañas, se estima que es el espectro de un humano que hurtaba aceite. Antes de la existencia de la electricidad, el aceite era una conveniencia de mucho valor, indispensable para calentar e iluminar una vivienda.

Hoy día el abura-sumashi es mostrado como una entidad que viste un abrigo de paja que le recubre el cuerpo y una cabeza con figura de piedra o papa. Este aspecto se inspira en las obras de arte de Shigeru Mizuki.

Otra categoría de duende es el amikiri, el cual se consigue en las masas de agua y son los pescadores los más proclives a ubicarlos, ya que éste es asiduo de sitios en los cuales se sitúan los pescadores. El amikiri es conocido igualmente por ser pacífico, debido a que no se dedica a agredir o dañar a los seres humanos no obstante su audaz apariencia.

El aspecto general de un amikiri son las tenazas de langosta, cola de serpiente y cabeza de ave. Ciertos investigadores señalan que éste puede tomar la apariencia de animal pequeño, como perro o gato, aunque otros indican que es tan grande como un niño. Igualmente se les conoce como amigables con los seres humanos.

Existe otro de nombre Ningyo (人魚, «Pez humano», erróneamente se traduce como «sirena»), el cual se inspira en un pez del folclore japonés, denominado «Ningyo». En la antigüedad se le describe con la boca de un mono con diminutos dientes como un pez, relucientes escamas de oro, y una voz calma como una alondra o una flauta.

En Corea del Sur igualmente se consigue leyenda de los duendes, como por ejemplo, los dokkaebi (en coreano, 도깨비) son seres legendarios de la mitología y el folclore coreano. Igualmente denominados como los goblins coreanos, cuentan con poderes excepcionales y destrezas que emplean para relacionarse con los humanos, ya sea realizándose trucos o colaborando con ellos.

Del folclore de China se conocen los mogwai que son criaturas pequeñas que se multiplican con el agua de lluvia, regularmente apareándose y engendrando una cuantiosa estirpe ya que la lluvia les acrecienta la lujuria. Se les tiene como una simbolización metafórica de la «exuberancia» proveniente del agua de lluvia para los cultivos que, de manera incontrolada, puede provocar daños.

De Filipinas se conoce la leyenda del Asuang que es un duende, asimismo en ocasiones tenido como un brujo o diablo, de la cosmogonía filipina, reconocido en casi la totalidad del archipiélago filipino, sobre todo entre los tagalos, pampangos, bicolanos, etc. Es un ser noctámbulo que adquiere los aspectos que quiere, como el de un perro, gato, ave u otro animal.

El aswang atrapa preferencialmente niños desamparados y viandantes solitarios. Con su lengua horrorosamente alargada, negra y dúctil como la seda, saca los fetos a las mujeres que están embarazadas. A él se imputan los dolores en el alumbramiento.

Leyenda de los Duendes: San Patricio

La costumbre irlandesa señala que San Patricio, tras haber constituido su primera iglesia, convidó a los celtas paganos a aceptar el cristianismo. Luego de efectuarse diversos milagros, el cristianismo empezó a ganar seguidores en Irlanda, lo cual fue visto por los druidas con alarma. Evocaron a una legión de duendes y la mandaron a la iglesia para que hiciera la vida difícil a San Patricio y a los convertidos ya en cristianos.

Los devotos empezaron a quejarse de que los duendes no les permitían orar y hacían un infinidad de tropelías desordenando el templo, lo que hizo que San Patricio, tras averiguar que era obra de los druidas, resolvió enfrentarlos. Ya dentro del templo, los enfrentó con las siguientes frases: «A nombre de Dios omnipotente yo los destierro, espíritus impuros».

Y de esa manera fue como San Patricio proscribió a los duendes de la iglesia. A causa de ello en Irlanda la figura de san Patricio es muy usada para ejecutar exorcismos de duendes y para resguardarse contra ellos, ya que no toleran la imagen del hombre que los echó de la casa de Dios.

Su ambiente habitual son los bosques, a pesar de que algunos moran en los jardines y los cimientos de ciertas casas, apropiadas para ello, ya que a estos, en alguna ocasión, simpáticos hombrecitos les encanta la compañía de los niños, tal y como a las hadas (por su corazones impolutos), para juguetear con ellos.

Son de afable carácter, encontrándose usualmente de buen humor. No obstante igualmente existen duendes perversos, con capacidad de hacer daño a los humanos, si éstos los enfadan. Por esa razón conviene no ofenderlos, por ejemplo, dejando en duda su existencia, ni sus poderes o mofarse de su aspecto.

 Leyenda de los Duendes: Las 10 Principales

Dentro de la mitología universal de la leyenda de los duendes se han reconocido como sus principales representantes a los diez mencionados a continuación. Esta selección estuvo basada en criterios como su localización geográfica, sus diversas apariencias y el grado de bondad o maldad en su proceder con los humanos.

Leyenda de los Duendes: El Leprechaun

De acuerdo al folclore irlandés, el relato del leprechaun cuenta la historia de un diminuto hombrecillo pelirrojo y barbudo, que se trajea de rojo o verde y que poblaba Irlanda desde hace siglos. La leyenda dice que son criaturas que reparan o fabrican zapatos, y protegen tesoros que ocultaron en los períodos de guerra. Precisamente esta faena de custodia los hace recelosos y codiciosos.

Se dice que si se les mira fijamente, no pueden escabullirse de las personas, pero apenas cualquier descuido sería suficiente para esfumarse de la vista de quien los haya sorprendido. En referencia a su nombre, no hay acuerdo sobre si quiere decir zapatero o enano. Este es la fábula representada en las figuras que se muestran en las fiestas de San Patricio.

Fossegrimen

En la cosmogonía escandinava se dispone de variadas clases de duendes que, generalmente, están relacionados con el agua. Estos seres residen en las cercanías de granjas y ríos o lagos. Usualmente están ataviados de ropas de color azul o gris, y les encanta atraer a los humanos al agua para asfixiarlos.

En Noruega, el Fossegrimen se muestra ejecutando un instrumento musical que, eventualmente, comparte con quien alcance a verlo para instruirle en su afinación. Usualmente se les asocia con el campo y las granjas.

El Duende de Cañasgordas

En este relato colombiano se cuenta de un ser minúsculo, como un niño, que viste un sombrero grande y gime de hambre. Usualmente conmueve a quienes lo observan, quienes lo llevan a su casa para darle de comer.

Ya dentro de la casa del incauto, el niño crece y crece hasta convertirse en una criatura perversa con dientes estropeados y filosos que muestra para asustar a la gente, al tanto grita «¡ya poseo dientes!». Tras lo cual, sale en una sola carrera y se desvanece.

Lutin

Es una mítica historia de Francia, que cuenta de un ser que puede invisibilizarse o convertirse en caballo al vestir su sombrero rojo. Es una convicción enraizada en Québec, la provincia francesa en Canadá, donde se les vincula con los animales hogareños.

Para este caso de Québec, el lutin puede ser benigno o maligno, tiene el don de controlar el agua y le gusta convertirse en gatos blancos. Se considera que el lutin desprecia la sal.

Leyenda de los Duendes: Kobold

Dentro del acervo cultural germano se cuenta de unos seres de tamaño chico que moran en cavernas o casas y que pueden colaborar en las faenas domésticas si se les da comida.

Son ánimas rencorosas: si no se les da de comer, hacen tremenduras en la casa en las que colaboraron. Estas figuras se muestran en diversos videojuegos, como Tales of Symphonia o Warcraft.

El Momoy

En Venezuela, los pobladores de los páramos de los estados Mérida y Trujillo tienen creencias en la existencia de unos pequeños hombres, de unos 40 centímetros de alto, que protegen a los ríos y lagunas. Se dice que están ataviados como indígenas y que decoran sus cuerpos con plumas, utilizan sombrero y barba. Utilizan un bastón para caminar.

De modo similar a los mitos y leyendas de otras regiones, estas figuras realizan diabluras, particularmente a personas que contaminan o perjudican el ambiente de los páramos. Se dedican a cantar, silbar, jugar, y en ocasiones hurtan los alimentos y golosinas de las mochilas de los turistas.

El Zashiki Warashi

En Japón existen incontables crónicas acerca de un tipo de fantasma que protege las viviendas y a sus pobladores de cualquier riesgo. Según la mitología japonesa, podría ser el ánima de un antepasado familiar que adquiere el aspecto de una niña de cabello enrojecido y no muy largo, y se trajea de un kimono rojo.

Igualmente hablamos de una criatura infantil que le encantan las travesuras y que la traten con debido aprecio de parte de los residentes de la casa.

El Mazapé Gul

En Italia se cuenta de una familia de duendes noctámbulos constituida por diversas tribus. Se señala que hay pruebas de esta familia en un convenio de compra venta de una casa realizada en 1487.

De acuerdo a este contrato en la casa vivía un duende que hacía tremenduras y que se había encariñado de una joven de la familia. En lo referente a su aspecto, se cuenta de una combinación entre gato y mono, con una gorra y carente de ropas.

En la cosmogonía italiana se le considera un ser que simboliza la pasión erótica y se cree que agrede sexualmente a las mujeres mientras dormitan. Asimismo se relata que agrede a los animales, particularmente a los caballos.

Los Aluxes

Los mayas eran de la creencia en la existencia de gente miniatura, que se mostraban ataviados con los trajes tradicionales de la cultura maya cuando resolvían hacerse visibles para los hombres. Regularmente los localizan en selvas, grutas, bosques o campos. Se les atribuyen poderes sobre la madre natura.

Los mayas les erigían altares o casas en sus posesiones, de nombre kahtal alux (la casa del alux), para sentirse protegidos  por un período de 7 años. Durante ese tiempo, el alux dará su ayuda para que el maíz crezca y asustará a los animales de rapiña. Tras lo cual, el alux debe confinarse en su kahtal alux, ya que su conducta cambia y puede ponerse violento con las personas.

Leyenda de los Duendes: El Bacín

Dice un relato de Costa Rica que una familia se fue a residir a una casa en el campo. Al pasar del tiempo reconocieron que la vivienda  estaba poblada por duendes. Esas criaturas se encariñaron de una de las hijas y empezaron a hacer diabluras y a fastidiar a la gente que allí moraba, hasta que los forzaron a dejar la casa.

La familia intentó de no provocar ruidos al sacar sus posesiones para que los duendes no se enteraran de su retiro. Arrojaron todo en una carreta y partieron al mediar el día. Ya alejados de la casa uno de los infantes se dio cuenta que había olvidado su bacín (bacinilla, orinal o bacinica), y le advierte a sus padres con un grito. Inmediatamente se escucha una vocecita que contesta entre risas: «¡descuida, que aquí lo traemos!».

Crónicas como esta ya eran habituales entre los bribris, una tribu aborigen de Costa Rica, por lo que se les considera de convicciones de presencia remota en la región. En la actualidad es normal oír historias sobre duendes, hombrecitos diminutos y estrafalarios en su vestir, que hacen diabluras, cuidan familias o pierden a los niños entre los bosques, potreros y montañas.

Leyenda de los Duendes: Representaciones

Al ser personajes envueltos de un aura mágica y enigmática su representación en las artes ocupa un amplio rango de posibilidades. En las letras son innumerables los textos escritos a lo largo de la historia donde la leyenda de los duendes realiza un aporte valioso a la hora de generar tramas plenas de misterios.

Y que decir del séptimo arte, donde el poder visual de las imágenes de estos duendes han sido de gran atractivo a través de la historia y que en tiempos recientes han gozado de un esplendor extraordinario gracias al aprovechamiento que se ha hecho de sus poderes gracias al empleo de los efectos especiales cinematográficos.

Literatura

De acuerdo a la mitología celta británica, el soberano de los duendes y elfos se llama Lord Oberón, y se habla de él en Macbeth y otras piezas del poeta inglés William Shakespeare. Asimismo se hace alusión a él en el Fausto de Goethe unido a un coro de silfos que recurre a Mefistófeles con tal de cautivar al doctor Fausto.

De acuerdo a la historia de Fausto, Lord Oberón se casa con la reina de las hadas, Lady Titania, para así bendecir la unión de los dos reinos primordiales de la naturaleza. Oberón tiene un compañero que va con él a todos lados, Puck, un duende menor experto en la magia, ampliando así el dimorfismo clásico de la literatura Rey – Mago, así como Arturo y Merlín.

En los relatos tradicionales para niños, la imagen del duende suele vincularse a modestas criaturas bonachonas, que suelen ayudar calladamente a los humanos, gratificando las buenas acciones y escarmentando a las personas codiciosas e inmorales. Muestra de ello lo conseguimos en el clásico de «El zapatero y los duendes», de los Hermanos Grimm.

Sucesores de esa tradición son numerosos relatos contemporáneos relativos a duendes, como «Un duende a rayas», de María Puncel, «Los Duendes de Cristal», de Yolanda Lleonart, «Los duendes de colonia-Estrella», de Augusto Kopish, o «Los duendes de Navalcarnero», de Rubén Serrano.

En el trío de libros de «El señor de los anillos», al igual que en «El Hobbit» de J.R.R Tolkien, se utilizan los términos goblin (duende) y orco como equivalentes. Estos entes serían tan altos como un ser humano, lo cual se empleó como antecedentes para otros textos posteriores de ficción.

Igualmente existe la literatura feérica de horror, como son los casos de las novelas «Extraña Simiente» y «Cuento Infantil» de T.M. Wright y «Cuento De Hadas» de Raymond E. Feist. En tales relatos, los duendes, hadas y cualesquiera fauna elemental se transforman en perversos dejando a un lado el arquetipo bonachón mostrado en los cuentos para niños.

En oportunidades los duendes exhiben una enemistad hacia los gnomos y los trolls que puede equipararse con la que existe entre elfos y orcos. En el texto «Crónicas de Spiderwick» de Tony DiTerlizzi y Holly Black se reseña que los duendes se transforman en gnomos cuando se enfadan (se transforman en más fornidos y desafiantes, y sus dientes se alargan más y se tornan más filosos).

Y de mayor actualidad, en la serie Harry Potter, los soberanos de la banca mágica Gringotts son duendes, el más célebre es Griphook.

Televisión y Cine

En el filme «Merlín» protagonizado por Sam Neill, a través de su recorrido hacia los territorios de la Reina Mab, Merlín es vigilado por duendes y otras criaturas elementales que persiguen secretamente al aprendiz de mago hacia su nuevo ambiente.

En el filme «Los ojos del gato» fundamentada en la novela de Stephen King, la actriz Drew Barrymore desempeña el rol de una niña que es agredida por un duende de la raza Kobold que despoja del aliento y asesina a los niños, prosiguiendo con la tradición de los relatos germanos de los duendes que sustraen la vida de las personas mientras dormitan, ya sea bajo su aspecto original o el de un animal.

Igualmente está la serie de películas Leprechaun, en la que su actor principal es un duende irlandés ataviado de verde, venerador del oro y del whisky y sumamente perverso, con asombrosos poderes mágicos y solo débil ante el hierro forjado, sumado a que su embrujo no es eficaz en contra del trébol de cuatro hojas.

En la serie de animación «Gárgolas», Goliath, Angela y Elisa Maza se confrontan en una oportunidad a Lord Oberón en la isla de Ávalon tras su contienda contra la Banshee en Irlanda, en la cual triunfaron merced al despertar de Cuchulain y al auxilio de éste con su lanza dorada en la lucha.

Sumado a ello, en una oportunidad Puck, se hace pasar por Owen, el asistente de David Xanatos, coge a su hijo bebé y tras incluir su alma en el cuerpo de Lexington, le explica las artes mágicas siendo su lección inicial el traslado de almas, cosa que Goliath revela al final.

Aparecen igualmente en otros filmes como «Duendes y Gnomos», en «Peter Pan» como el personaje de Campanilla, en «Pequeños Milagros» (1998), de Eliseo Subiela, Argentina, en «Leyenda» (Legend, 1985), de Ridley Scott, EE.UU y en «Un Cuento de Hadas» (Fairytale: a true story, 1997), de Charles Sturridge, Reino Unido. Para que continúe leyendo sobre temas interesantes, le dejamos a continuación los siguientes post:

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