La cultura Paracas fue una prominente civilización del antiguo Perú que se sustentó de los años 700 a.c hasta los 200 d.c. Tuvo una destacada actividad textil y de cerámicos, pero de mayor notoriedad fueron sus momias y sus procedimientos de trepanación craneal.
La Cultura Paracas
A través de la era llamada Formativa Superior u Horizonte Temprano tuvo su desarrollo la civilización Paracas, la cual fue una relevante cultura precolombina del ancestral Perú, la cual se localizó en la península de Paracas, provincia de Pisco, territorio Ica, de los años 700 a. C. a 200 d. C. Su contemporaneidad es semejante a la de la cultura Chavín que evolucionó en el norte peruano.
Hoy día se conoce que lo que el arqueólogo peruano Julio Tello llamó como «Paracas-Necrópolis» es parte de otro acervo cultural, el de nombre cultura Topará, cuyo ubicación es más al norte, en el valle de Chincha.
Una de las actividades de los Paracas era la confección de telas de elevada calidad en lana y algodón, así como una cerámica adornada y una cestería muy trabajada. Asimismo efectuaban trepanaciones craneanas, cuyo propósito aun esta en discusión
La cultura Paracas es la predecesora de la cultura Nazca con la detenta una clara similitud cultural; en efecto, para numerosos estudiosos, la fase postrera de Paracas es ciertamente la fase con la que se inicia la cultura nazca.
Etimología
Paracas es un vocablo quechua que quiere decir lluvia de arena (para, lluvia, y aco, arena), y se refiere a los efectos provocados por los vientos huracanados que usualmente azotan la región, los cuales acarrean arena y guano de las islas próximas, y tapizan con ellas el suelo con una capa blanquecina. En base a este evento atmosférico se ha nombrado a la península de Paracas, y de allí, a la cultura preinca hallada en ese territorio.
Características Principales de la Cultura Paracas
Para la mayor parte de los características primordiales relativas a la cultura Paracas hay que tener presente que toda la información y las observaciones acerca de la historia de esta cultura proceden de una relevante excavación arqueológica en el Cerro Colorado, Pisco, llevada a cabo por parte del arqueólogo peruano Julio C. Tello en el año 1925. Dichos estudios ocupan un lugar destacado dentro de la cultura peruana en general.
En el referido cementerio de la cultura Paracas, Julio c. Tello hizo el hallazgo de 429 fardos funerarios cuyo contenido eran importantes personalidades momificadas, recubiertos con finos mantos y rodeados de cerámicos, implementos de caza, pieles de animales y comidas diversas. Los fardos o bolsas descubiertos junto a todos los demás vestigios se remontan a los años 500 a.C.
Julio C. Tello fue de la idea de que la cosmovisión de la cultura Paracas acerca de la naturaleza estaba basada en creencias mitológicas, que eran normativas de organización social. Por lo que se puede observar en los Mantos Calendarios, cómo estaban determinados los ciclos biológicos de la flora y fauna, así como los quehaceres y tradiciones de esta sociedad.
Fue una colectivo con una clara separación del trabajo, facilitando el desarrollo de actividades de elevada especialización que necesitaban de enormes recursos humanos, principalmente en la industria textil y agrícola.
Debió haber sido dirigida por una aristocracia teocrática, con una relevante casta sacerdotal responsable de los centros ceremoniales distribuidos en su territorio. La aristocracia guerrera fue una clase preeminente, al tratarse de un pueblo combatiente como es sugerido por las repetidas expresiones estéticas de cabezas trofeo.
Su economía estaba basada en la pesca, caza, recolecta de frutos y mariscos y la siembra de pallar, algodón y maíz en sus valles. La faena agrícola era harto difícil, ya que hubo de fertilizar los suelos y emplazar canales de riego.
Para sus edificaciones emplearon el adobe. En metalurgia usaron el oro, la plata y el cobre, estando disponibles orejeras, narigueras, anillos, pectorales, brazaletes y accesorios ornamentales. De las piezas de vestir tiene intensa aparición el «uncu» o camiseta andina. La cerámica se desarrolló a partir de un fuerte influjo Chavín hasta el estilo original de la cultura Nazca.
Era habitual la práctica del estiramiento craneano, situando tablillas al frente y detrás de la cabeza, asegurando ambos lados con sogas firmemente apretadas.
Ejecutaron trepanaciones craneanas con propósitos medicinales, donde se anestesiaba al paciente con preparados vegetales, empleaban el «tumi» o cuchilla ceremonial, luego tapaban el agujero con una placa usualmente de oro. Se consiguió una cantidad significativa de cráneos con estos procedimientos, algunos de ellos mostraban regeneración de tejidos, señalando que supervivieron.
Tenían a Kon como su dios creador, al que simbolizaban volando con mascarillas felinas y llevando alimentos, cabezas trofeo y un bastón. En otros casos con su cabeza y ojos abultados por lo que asimismo se le conoce como el «Dios oculado». Eran creyentes de la vida tras la muerte, brindando atención y dedicación a las prácticas mortuorias.
Ubicación Geográfica
La civilización Paracas se desenvolvió primordialmente entre los ríos Ica y Pisco y en la península de Paracas (Región Ica). En sus tiempos de mayor esplendor, se expandió al norte hasta Chincha y al sur hasta Yauca en la zona de Arequipa. Se considera que el primordial núcleo de los Paracas pudo estar localizado en Tajahuana, en el valle de Ica, por el área de Ocucaje. Era un pueblo amurallado dispuesto sobre la cumbre de una roca fácil de defender.
Yacimientos Paracas
- Chincha: Bodegas, Lurín, Chincha.
- En la provincia de Chincha, hallamos las principales expresiones de urbanismo. El Complejo Soto con tres lomas alineadas de oriente a occidente y Huaca Alvarado con dos lomas. Prolongadas aldeas en Pampa del Gentil y edificaciones de adobe en San Pablo y Santa Rosa en las cuales hay vestigios de una enorme construcción que debió ser un santuario y hoy se halla bajo edificaciones modernas.
- Pisco: Cerro Colorado, Disco Verde, Cabeza Larga, Chongos, Tambo Colorado.
- De Cabezas Largas, Cerro Colorado y Wari Kayan los sitios iniciales develados por Tello y que facilitaron reconocer la cultura Paracas y de los cuales poco ha restado a causa de los continuos saqueos.
- Ica: Teojate, Huamaní, Ocucaje, Callango (Ánimas Altas y Ánimas Bajas), Chiquerillos, Ullujalla, Tomaluz.
- En el Valle de Ica se consiguen dos de los lugares de mayor tamaño: la aldea amurallada de Tajahuana y en el bajo, Ánimas Altas, un sitio con claro influjo Chavín, con plazas, casas, talleres, cementerios, y un entarimado con forma de «U». Ente ellos se encuentra Ocucaje, en el cual en 2008 se halló en un cerro un geoglifo con figura de cóndor al lado de tres figuras.
- Palpa: Mollaque, Chichictara y Nasca: Soisongo, Atarco, Trancas, Cahuachi.
- En los valles de Palpa y Nasca: Pernil Alto, un afincamiento avado en el año 2005 a la orilla derecha del Río Grande, en el cual se consiguen ocupaciones muy ancestrales, 3.800 a. C., y en el cual, en palabras del arqueólogo Johny Isla «Se pudo conseguir un conjunto de construcciones perteneciente al primer período de la cultura Paracas». Los petroglifos de Chichictara, los geoglifos de Llipata y Jauranga un sitio con ocupaciones constantes entre los años 600 a.C. y 200 a.C.
- En el litoral de la Bahía de la Independencia, se localiza el extenso lugar de Karwas, en el cual se localizaron edificaciones y despojos textiles y cerámicos, cuyos elementos iconográficos exhiben un evidente influjo Chavín.
Descubrimiento
El arqueólogo peruano Julio C. Tello fue quien descubrió a la cultura Paracas en julio de 1925, frente a la bahía de Paracas y al sur de Pisco. Para agosto del año indicado, Tello, asistido por su colega Toribio Mejía Xesspe, estableció un sitio arqueológico en el referido lugar.
El cementerio inicial de los Paracas fue localizado por Tello en las colinas de rocas pórfidas rojizas denominadas como Cerro Colorado. Fueron hallados un numero total de 39 sepulturas en forma de pozo, que él llamó “cavernas”, en las cuales estaban contenidos bultos funerarios recubiertos por finos mantos y circundados por cerámicos, implementos de caza, pieles de animales y toda clase de alimentos.
En el año 1927, Tello, en unión a Mejía Xesspe, hizo el hallazgo de otro cementerio, en Warikayan, muy próximo al Cerro Colorado, al que nombró Paracas-Necrópolis, en el cual consiguió 429 cadáveres momificados, recubierto todos ellos con diversos mantos, varios de los cuales eran de gran suntuosidad. Son los afamados mantos Paracas, preservados hoy en el Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú .
Sumado a esos dos cementerios, Tello reconoció en la península de Paracas un tercera necrópolis, a la que llamó Arena Blanca o Cabeza Larga, este postrer nombre se debió a la aparición de cráneos con deformidades, predominado sus formas alargadas. En ese lugar, además de tumbas desvalijadas, consiguió remanentes de viviendas bajo tierra.
Al tiempo surgieron problemas relativos al tráfico de antigüedades, por lo que numerosos de los invaluables textiles, portadores de cultura, historia, y entendimiento fueron vejados por traficantes. Tales piezas fueron enviadas al exterior y se comercializan hasta la actualidad en el extranjero a precios exagerados.
Para la época de su descubrimiento, las piezas aun no eran reconocidas como parte de la cultura Paracas, desconocida hasta ese momento, pero sus implementos, textiles y elementos religiosos ya eran objetivo de canje en la esfera mundial. La pugna en oposición al contrabando impacta no solo a la cultura Paracas, si no a la totalidad de las culturas y civilizaciones que en alguna ocasión surgieron en lo que hoy es suelo peruano.
Aparentemente, a la cultura Paracas se le consideraba tener cierta tendencia por la guerra. Esto se fundamenta en las muestras de escenas bélicas en sus tejidos y la elaboración de orfebrería con simbolismo bélico por igual. Dentro de las simbolizaciones se consiguen incluso cabezas trofeo, que podrían haber sido de sus adversarios.
Con relativa seguridad, este rasgo guerrero fue lo que les permitió supervivir por tanto tiempo, en comparación con las otras culturas. Sus linderos al parecer estaban claramente determinados, en base al emplazamiento de los lugares arqueológicos.
Su territorio aunque no es muy grande, en contraste con la cultura Chavin, puede haber sido resultado de constantes guerras. Infortunadamente, no se conoce el tipo de gobierno, a sus gobernantes o su política.
Esto es debido a la carencia de fuentes informativas acerca de la cultura Paracas. Al inicio de nuestra era, su territorio fue ocupado por la cultura Nazca y la cultura Paracas habría de aportar mucho a esta recién llegada cultura particularmente en cuestiones de orfebrería.
Los Períodos de la Cultura Paracas
Tello realizó estudios acerca de como los Paracas sepultaban a sus muertos y fue de la idea de que esta cultura experimentó dos épocas bien delimitadas. A la primera la denominó «Paracas-Cavernas»; ya que sepultaban a sus muertos en el interior de tumbas cavadas de modo vertical en la tierra, que se amplían antes de llegar al fondo, lo que les proporciona una figura de copa invertida (más que «cavernas» se pueden definir como pozos).
A la segunda la llamó «Paracas-Necrópolis»; ya que a sus muertos los sepultaban en cementerios rectangulares más refinados, fingiendo ser «ciudades de muertos» o necrópolis. Tal división de esta cultura estuvo vigente por varias décadas debido a la fama de Tello, tenido como el «padre de la arqueología peruana», hasta que otros arqueólogos constataron que la tal «Paracas-Necrópolis» es parte realmente de la cultura Topará.
Paracas Cavernas (700 a. C. – 500 a. C.)
La fase Paracas-Cavernas tiene sus orígenes 700 años a. C. siendo su poblamiento principal en la localidad de Tajahuana, a las margenes del río Ica, en el sector Ocucaje. Esta denominación proviene del modo en que los Paracas enterraban a sus muertos, en posición fetal. Esto se evidencia en los hallazgos de las bolsas funerarias localizadas en Cerro Colorado.
Las sepulturas halladas eran bajo tierra, en agujeros cavados en las rocas con una figura parecida a una “copa invertida”, o de botella de cuello elevado, en cuyo piso de unos 6 metros de diámetro, disponían los fardos funerarios. Eran sepulturas colectivas, aunque se desconoce si los enterramientos eras correspondientes a una misma familia.
Los cuerpos se hallan momificados, por la situación climática y del relieve. Se ha determinado que algunos de los cadáveres presentan trepanaciones y malformaciones craneanas.
Paracas Necrópolis (500 a. C. – 200 d. C.)
La fase Paracas-Necrópolis obtuvo ese denominación por la circunstancia de que sus cementerios rectangulares, hallados en Warikayan, estaban separados en diversos compartimentos o cámaras bajo tierra, que a Tello se le asemejaban a una «ciudad de los muertos» (necrópolis).
Cada compartimento de notable tamaño presuntamente habría sido posesión de una particular familia o clan, que sepultaba a sus antepasados a través de numerosas generaciones.
Las hipótesis de Tello estuvieron bajo cuestionamiento de otros arqueólogos, ya que primeramente, Warikayan no aparenta haber constituido una necrópolis, sino un gran centro habitado, en algunas de cuyas construcciones fueron almacenados más de 400 bolsas, suceso al cual no se la ha conseguido una explicación apropiada.
Quizás haya sido un lugar estimado como sagrado, por el color rojo de sus cerros y su proximidad al mar, que lo vincularía con la muerte y la resurrección. Y de otro lado, las expresiones culturales de este yacimiento no son parte de la cultura Paracas hasta entonces conocida, sino de una otra cultura diferente, denominada Topará y que evolucionó en los valles de Cañete, Topará, Chincha y Pisco, hasta la península de Paracas como lindero sur.
En otras palabras, Warikayan se localizaba justamente en el limite de ambas culturas. Es posible que la cultura Topará se haya impuesto súbitamente en la zona tras una guerra de conquista. La aparición de armas en muchas bolsas funerarias, así como la enorme presencia de cráneos quebrados y trepanados, serían señales de una época de gran violencia
Cada momia está recubierta en numerosas capas de textiles, algunas de los cuales son de impresionante calidad. Ha sido estos últimos, ciertamente, los que han aportado notoriedad a Paracas, ya que sus mas destacados ejemplares son catalogados como fastuosos, y son mundialmente reconocidos como los Mantos Paracas.
Organización Social
Otra de los características importantes dentro de la cultura Paracas es la referente a su organización social la cual que estuvo separada en tres grandes agrupaciones. Ya que su sistema político se fundamentaba en un gobierno teocrático en el cual la autoridad era conducida por los sacerdotes, el lugar predominante dentro de la organización social estaba reservado a ellos, ya que eran los encargados de la política dentro de esta civilización.
A continuación se pueden conseguir los otros dos grupos en los cuales se organizaba su estructura social, ocupando el siguiente grado la nobleza guerrera y en postrera posición se hallaba el restante de la población. Otra de las características peculiares que se puede reconocer como componente de la organización social de la cultura Paracas es la existencia de un agrupación sobresaliente clasificado como los sacerdotes militares.
Este colectivo de personas contaba con ventajas asociadas a sus conocimientos acerca de los astros y en el control de las aguas en las faenas vinculadas con la irrigación, por lo que disponían de cierta autoridad en el predominio en las áreas religiosa, política y tecnológica.
Otro de las aspectos a resaltar es que la mayor parte de la población de la cultura Paracas se hallaba constituida primordialmente por la tercera agrupación, es decir por el remanente de los pobladores, en los cuales se congregaba al campesinado. Como ya se ha destacado previamente, este conjunto de personas era adoctrinado por las autoridades ubicadas en los niveles superiores, es decir, por los sacerdotes y sacerdotes militares.
Es de hacer notar que la población constituida por el campesinado debía respeto y obediencia a las clases superiores, primordialmente por el temor a los castigos divinos de no mantenerse bajo la autoridad de los sacerdotes.
Organización Política
En lo concerniente a los estudios realizados acerca de la estructura política de la cultura Paracas, es relevante tener presente que se destaca por ser un gobierno teocrático, lo que adicionalmente era un sistema con un importante influjo de la cultura chavín.
Por lo que se puede establecer que el poder religioso para la cultura Paracas era de tal importancia que determinaba otros rasgos de la sociedad como es el caso del político, ya que quienes, en primera instancia, detentaban la autoridad eran los sacerdotes, quienes implementaron un sistema opresivo sobre la sociedad. De igual manera tales autoridades se encargaban de otras actividades relevantes como todo lo relativo a las ceremonias.
Hay que tener presente que el poder conferido a los sacerdotes para lo político estaba solo vinculado a las deidades mas destacadas, como componente religioso de esta cultura, ya que el remanente del pueblo admitía el mandato de los sacerdotes ya que eran de la creencia de que gobernaban a nombre de los dioses.
Manifestaciones de la Cultura Paracas
La cultura Paracas desarrolló un amplio espectro de manifestaciones culturales, siendo la textilería y la cerámica las mas relevantes. Otras que no fueron tan relevantes son la metalurgia, la orfebrería y la artesanía. La textilería dentro de la cultura Paracas fue conocida a nivel mundial gracias a sus exquisitas técnicas de confección, las cuales conforman parte del Patrimonio Cultural del Perú.
Arquitectura de la Cultura Paracas
Así como en la península de Paracas como en otros asentamientos Paracas no se han conseguido indicios de arquitectura grandiosa, exceptuando al valle bajo de Ica, donde se localizan dos emplazamientos relevantes: Ánimas Altas y Ánimas Bajas.
Ánimas Altas comprende una superficie de 100 hectáreas y está protegida por una muralla elevada elaborada con capas de paja y tierra recubierta de adobes. Esta compuesta de trece estructuras altas de semejante orientación y diseño arquitectónico. Ciertas paredes muestran adornos realizados en trazos incisos aun encontrándose el barro húmedo, representando a felinos divinizados.
No tan lejos de Ánimas Altas se ubica Ánimas Bajas, de unas 60 hectáreas de largo, constituido por siete lomas de forma rectangular edificados con adobes elaborados a mano, con forma de bolas o granos de maíz.
Indudablemente los Paracas proseguían un ritual riguroso y extenso. Al cadáver se le momificaba a través de una técnica muy meticulosa cuyos detalles aun son desconocidos; aunque en la mayoría de los casos se aplicaba la momificación natural, efectuada al aire libre.
La momia, recubierta con su sudario y en posición fetal, era dispuesta en una cesta de mimbre junto a una colección de objetos, revelando la creencia de los Paracas en una vida ultraterrena. Se han conseguido piezas de vestir, hondas, textiles, así como envases con granos de maní, mazorcas de maíz, etc.
El conjunto así quedaba envuelto delicadamente por un número no siempre exacto de mantos o tejidos de distinta calidad; el bulto conformado se llama fardo funerario.
El manto que se consigue mas próximo al cuerpo de la momia es usualmente el más fino, confeccionado con figuras que simbolizan al mundo de la mitología Paracas. Los mantos remanentes son de inferior calidad. Algunas bolsas funerarias están recubiertas hasta por diez u once mantos, y corresponde indudablemente a los integrantes de las clases dominantes.
Manifestaciones Arquitectónicas
Según la información hasta ahora disponible sobre la cultura Paracas se sabe que su arquitectura no fue muy evolucionada debido a la ausencia de edificaciones monumentales. Aun así se conoce una excepción y es la que corresponde al Valle bajo de Ica donde se localizan los lugares mas destacados de esta cultura, de nombres Ánimas altas y Ánimas bajas.
Primeramente en lo que respecta a las Ánimas Altas éste consta de por lo menos 100 hectáreas que estaban delimitadas además por un muro elevado elaborado con materiales como paja y tierra o adobe, que estaba compuesto a su vez de 13 estructuras que se hallaban elevadas de modo similar y sustentaban un patrón arquitectónico.
Las paredes localizadas en estas edificaciones mostraban elementos decorativos que según las referencias y los estudios efectuados se delineaban a partir de trazos hechos aun estando húmedo el barro. En otras palabras, se trataba de un tipo de ornamentos en relieve que generalmente simbolizaban imágenes de dioses importantes para la religión profesada por los Paracas.
En lo correspondiente a Animas Bajas hay que señalar que se localizaba a poca distancia de allí y en contraste al caso anterior sólo disponía de 60 hectáreas de superficie. Igualmente es relevante tener presente que se hallaba conformado por 7 lomas rectangulares, en las cuales se mantenía el mismo patrón en lo referente a los materiales de construcción.
Con esto ultimo se quiere indicar de que se trataron de construcciones elaboradas en base al adobe, siendo este material igualmente de importancia para la arquitectura de otras culturas, como es el caso de la civilización chimú.
Escultura de la Cultura Paracas
Otra de las expresiones culturales presentes como componente de la cultura Paracas pero no de tanta relevancia es la escultura. A pesar de su presencia no se consideraba como uno de los aspectos más sobresaliente de estas civilización. Como característica de la escultura Paracas se ha determinado que, así como en otros áreas de esta sociedad, igualmente existió influjo de la cultura chavín.
Asimismo se puede establecer una evolución de esta expresión artística a lo largo del tiempo en el que se desarrolló esta cultura, ya que para la segunda etapa más relevante de su historia, la escultura había logrado un avance en relación con su primera etapa.
Textilería de la Cultura Paracas
Las sepulturas localizadas en Cerro Colorado («Paracas-Cavernas») conforman la fuente primordial de donde proceden las evidencias del arte textil Paracas. Están hechas a base de algodón (blanco y pardo oscuro) y de lana de llamas o alpacas. Complementariamente se utilizaban pelos humanos y fibras de vegetación.
Los hilos eran teñidos con sustancias de variados colores. Igualmente coloreaban las telas tras su confección. Otra método de decoración fue el encaje, aunque esta se realizaba con más profusión y con resultados más espectaculares en Paracas-Necrópolis.
En lo tocante a las figuras del decorado, estas simbolizan seres míticos y motivos alegóricos, habitualmente con formas geométricas de estilo sólido, pero todo ejecutado con gran sentido estético. En particular, una figura se reitera con gran frecuencia: el llamado Ser Oculado, exhibido en cuerpo íntegro o solo su cabeza. Tiene los ojos exagerados, la boca felina y el cuerpo recubierto de símbolos que a veces se desprenden y toman vida.
De lo que no hay duda es que los mantos o tejidos más fastuosos son los pertenecientes a Paracas-Necrópolis, a pesar de que ésta ya no correspondía a la cultura Topará.
Desarrollo de la Textilería Paracas
Uno de los rasgos mas sobresaliente dentro de la cultura Paracas es la textilería, en la cual destacan la elaboración de piezas con materiales de elevada calidad como era el caso de hilados empleando el algodón y la lana de la alpaca y la vicuña y entre otros elementos ornamentales que se añadían como era el caso de las plumas.
De tal manera que se puede aludir que en lo concerniente al arte textil como componente de esta cultura, hay que tener presente la importancia de los elementos decorativos e inclusive se podían considerar como tendencias, por las cuales se reconocía a toas las piezas propias de esta sociedad. Generalmente se pueden identificar el empleo de figuras geométricas y una variedad de colores como el rojo, el azul, el amarillo, el negro y el blanco.
Dentro de los los estudios realizados al arte textil de la cultura Paracas se ha podido determinar que todas las piezas desarrolladas por esta civilización detentaban una ventaja al comparársele con sus semejantes de otras civilizaciones, ya que aquellas eran confeccionadas bajo un sistema de extrema minuciosidad.
Con ello se aseguraba una equilibrada combinación de los colores previamente señalados y se conservaban presentes figuras y detalles en base a animales, en otras palabras que los elementos ornamentales estaban relacionados con figuras antropomorfas y geométricas. Del mismo modo y como valor agregado se le añadían plumas a los mas importantes tejidos.
Otros de las rasgos resaltantes acerca de los distintos tejidos que constituían parte del arte textil en la cultura Paracas, es que los colores vivos conformaban un patrón en cada una de los ejemplares Del mismo modo como se conseguían imágenes de seres sobrenaturales, que además parecían sustentar con sus manos cabezas humanas. Todo ello tiene que ver con las convicciones y los aspectos religiosos propios de la cultura Paracas.
Es de importancia percatarse que en las diferentes piezas de la textilería de la cultura Paracas tales colores vivos eran el producto de tintes de origen natural que se aplicaban a la materia prima, que generalmente eran fibra de lana de alpaca o llama. Sumado a ello se pudo comprobar que estos tintes naturales se preservaron intactos por mas de 2.000 años, la cual fue la fecha de los iniciales registros de estas piezas.
Hoy en día la información que se tiene acerca de las características de la textilería propia de la cultura Paracas procede de las sepulturas localizadas en Cerro Colorado. Se considera a esta fuente de información como la de mayor importancia dada la originalidad de las muestras de las piezas que se obtuvieron de esta civilización.
Es por esto que, partiendo de estas evidencias, se pudieron determinar características del proceso, teniendo presente que en ciertos casos se teñían las fibras antes de elaborar la pieza mientras que en otros se teñía la pieza ya concluida. Otras de las técnicas implementadas para la decoración de las diferentes piezas textiles es la atinente al bordado, siendo este uno de los rasgos más resaltantes de las piezas con mejores acabados.
Mantos Paracas
Es de relevancia saber que uno de los elementos más típicos de la textilería de la cultura Paracas son los mantos o la diversidad de tejidos que se confeccionaban con el propósito de envolver los cadáveres de los difuntos. Entre las mas descollantes características es que en ciertos casos, los mantos podían medir hasta 34 metros, por lo que se les considera piezas importantes ya que su elaboración implica un trabajo de equipo o colectivo.
Cerámica Paracas
La cerámica Paracas presenta un estilo claro y muy vistoso, que se reitera fuera de la península de Paracas, en variadas zonas ubicadas entre los valles de Chincha, al norte, y el valle del Río Grande (Palpa), al sur.
En el valle de Ica se ha alcanzado a asentar una prolongada secuencia de cerámica, que principia en tiempos previos a Paracas y concluye ya en los inicios de la civilización Nazca, la cual se conoce como el Estilo Ocucaje, que cuenta con 10 fases. Se ha de reseñar que este ordenamiento cerámico es el más íntegro de la era Formativa Andina.
La cerámica Paracas tiene presentaciones muy diversas: cacerolas, tazas, platos así como botellas y envases globulares con dos picos verticales unido por un cuello puente. Unas son de estilo escultórico, queriendo representar figuras humanas semejantes a los cuchimilcos de la civilización Chancay.
En lo referente al método decorativo, éste funcionaba así: se demarcaban inicialmente las figuras con líneas acotadas angulosas, delineadas cuando la arcilla aun se encontraba húmeda. Luego de la cocción del barro se pasaba a hacer el coloreado, para ello se empleaba pintura resinosa.
Los colores mas ampliamente utilizados eran el negro, el rojo, el verde, el amarillo y el naranja. Las imágenes perfiladas exhiben cercanía al arte chavín, en particular la representación de una criatura sobrenatural con características de felino, ave y humano, al que se ha dado por llamar el Felino Volador.
Desarrollo de la Cerámica Paracas
Otra de las expresiones culturales más relevantes dentro de la cultura Paracas es la cerámica. En un principio se puede establecer que el estilo y las predilecciones hicieron de la cerámica uno de los componentes de mayor distinción de esta sociedad ya que exhibía características verdaderamente únicas para su tiempo.
Inclusive numerosas referencias señalan que la cerámica de la cultura Paracas es una de las de mayor complejidad que se desarrollaron a través de la era formativa andino. Según lo aludido previamente, entre sus características mas relevantes se sabe que esta cerámica conservaba formas muy diversas.
Generalmente podría ser objetos cuya utilidad podría ser muy variada, ya que podrían fungir como cacerolas o como tazas, platos y botellas.Del mismo modo hay que tener presente que existió una tendencia hacia el desarrollo de vasijas globulares de doble pico.
De otra parte, estás expresiones culturales igualmente simbolizaban elementos relevantes de la sociedad mediante los aspectos estéticos que se le añadían. Para este caso se estimaba decorar las piezas con figuras geométricas, por lo general como trazos acotados angulosos, y las menciones que se tienen alrededor de ello señalan que esta técnica constaba en delinear las marcas aún estando la cerámica húmeda.
Posteriormente, una vez efectuado todo el proceso de cocción de las partes, lo próximo a continuación para conseguir el mejor producto era el coloreado, que se ejecutaba a partir de tintes naturales obtenidos mediante el intercambio de bienes en las primordiales faenas económicas. Igualmente se ha de destacar que los colores utilizados mayormente en este caso eran el verde, el naranja, el rojo y el negro.
Sumado a lo ya referido anteriormente, otro de los rasgos decorativos más relevantes es la representación de imágenes que eran alusiones a los dioses de mayor importancia en cuanto a las convicciones de la cultura Paracas. Así como de los aspectos relevantes relativos a la religión, donde destaca lo referido a su iconografía, la cual esta compuesta esencialmente de temáticas cosmológicas y mitológicas.
De tal manera que, según lo hasta ahora referido, dentro de la cerámica de la cultura Paracas se encuadraban representaciones de humanos y sucesos relevantes de la sociedad como lo eran las guerras y las diferentes conmemoraciones ceremoniales. En estas se efectuaban rituales destacados, como lo era el sacrificio humano, lo cual igualmente se puede conseguir siendo parte de los rasgos sobresalientes de la cultura nazca.
Huacos Paracas
Lo que es conocido acerca de las cerámicas huacos es que se pudo determinar que se elaboraban con color natural y es por este motivo que en ciertos casos contaban con tonalidades de blanco, negro y rojo. Como sus principales rasgos es relevante tener presente que mostraban diseños en base a figuras geométricas como el caso de los textiles, y al igual exhibían representaciones antropomórficas o de animales o plantas.
Orfebrería Paracas
Es de importancia reconocer que la orfebrería Paracas no fue un área muy evolucionada en la historia de dicha civilización, aunque se puede resaltar que se diseñaron piezas que conformaron parte de la indumentaria de las clases superiores de este grupo social.
Lo anterior significa que los grupos más sobresalientes dentro de esta sociedad vistieron adornos como parte de su vestimenta que eran producidos en base a actividades metalúrgicas, en otras palabras, que la materia prima de tales componentes decorativos eran el oro y la plata.
Como se ha aludido en otras características de la cultura Paracas, la metalurgia fue desarrollada por aquellos conocidos como los plateros, quienes entre sus labores contemplaban elaborar todas las piezas en base a metales. En el caso de los accesorios representaban un medio de diferenciación de los altas posiciones de la sociedad.
Inclusive eran estimados como parte de los tributos a los dioses más importantes. Entre otros aspectos de importancia para la distinción social era que al morir una persona, ésta debía ser sepultada con sus posesiones, entre las que se incluía su indumentaria así como sus adornos de orfebrería.
Artesanía de los Paracas
Entre las diversas expresiones culturales Paracas igualmente estaba presente la artesanía donde resaltan ciertas características comunes a otras actividades. Tales características primordialmente eran la presencia de elementos decorativos en base a tintes naturales. los cuales eran empleados para representar mediante figuras geométricas y otras figuras antropomorfas figuras de dioses importantes de su entorno religioso.
Iconografía
La iconografía Paracas hace referencia a temáticas cosmológicas, mitológicas y alude simultáneamente a crónicas históricas como la conquista y la creación de emplazamientos humanos, sucesos definidos por guerras y conmemoraciones ceremoniales, en las que sacrificio humano era de frecuente presencia.
Otras Expresiones de la Cultura Paracas
Dentro de las otras manifestaciones de la cultura Paracas podemos conseguir: la metalurgia, la medicina y cirugía y la tecnología desarrollada por esta civilización.
Metalurgia en la Cultura Paracas
Según los conocimientos acerca de la metalurgia desarrollada dentro de la cultura Paracas es importante destacar que las referencias señalan que el propósito de estas actividades era elaborar objetos para ser usados durante las diferentes cirugías que se ejecutan en los cráneos a las personas.
La culminación de las actividades quirúrgicas referidas implicaba añadir una placa metálica en el cráneo de las pacientes con la finalidad de sanar las diversas lesiones que pudieran ocurrir. Se puede señalar que es por estos motivos que se recurría a la metalurgia para diseñar estos elementos útiles en las tratamientos quirúrgicas.
Otro de los aspectos vinculados a la metalurgia de la cultura Paracas es la de aquellos individuos denominados plateros, personas que fundamentaban su trabajo en actividades vinculadas a los metales. De otro lado se sabe de la popularidad del trabajo de este tipo de persona de quienes se sabia realizaban diversos implementos para laborar en otras áreas de la sociedad, así como el desarrollo de otro tipo de artesanías.
Igualmente se llegó a conocer que no alcanzaron a desarrollar la extracción del mineral hierro de las minas, mas en su defecto se dedicaron al oro, constituyéndose éste en la primordial materia prima de los implementos y las actividades desarrolladas en base a la metalurgia. En tal sentido se sabe que el oro se empleó para diseñar adornos vinculados a la religión y como tributo a los dioses de importancia.
En otras áreas es importante destacar que la plata era empleada para la elaboración de espejos, y en el caso del cobre era la materia prima para la elaboración platos, envases entre otros utensilios. Como referencia adicional se tiene que en la metalurgia se usaban diferentes materiales para trabajar con los metales como es el caso de unas piedras muy resistentes, que se empleaban con como elemento para aplanar y alisar los metales.
Entre otros de los rasgos de las utensilios para la metalurgia se puede detallar que se usaban martillos carentes de mango, estos eran cubos de diferentes tamaños, que entre los mas grandes se hallaban aquellos cubos que abarcaban toda la mano.
Según lo previamente aludido, esta clase de herramientas se empleaba para proporcionar fuertes golpes y de esta manera conseguir darle forma a los diversos metales. De igual forma desarrollaron técnicas como fundir los metales mediante soplos, en las cuales se determinaba cual era la cantidad de fuego dependiendo de lo que se quería fundir.
De la misma manera para darle forma a los metales tras exponerlos al fuego, se usaban otros implementos como varas de madera o de cobre, y después de todo ello, las piezas se incrustaban en la tierra humedecida.
Medicina y Cirugía de los Paracas
De acuerdo a todas las referencias disponibles, uno de las áreas de gran desempeño dentro de la cultura Paracas, es la medicina, y, para este caso, además contaba con características relevantes vinculadas al ámbito mágico y religioso donde sobresalían las denominadas trepanaciones craneanas.
Con esto queremos señalar que, como parte de los conocimientos médicos de la cultura Paracas, se desarrollaron métodos para lograr efectuar una cirugía de cerebro la cual se denominaba trepanación. Como parte de este procedimiento, los médicos efectuaban una cirugía cruda mediante la perforación de un agujero en el cráneo con el objetivo de tratar de embellecer los traumatismos craneanos producidos en las confrontaciones bélicas.
Según lo observado para la época del desarrolló de la cultura Paracas, se presume a ese como un tiempo de gran violencia ya que la ejecución de este tipo de cirugías era algo muy frecuente.
Asimismo de acuerdo a los estudios realizados a los restos hallados en las diversas expediciones, se consiguieron numerosas evidencias que señalan que tras practicarse este tipo de cirugía, no obstante los riesgos en ellas implícitos, al parecer los pacientes lograban sobrevivir a este tipo de tratamientos, aunque sin determinarse las condiciones resultantes o las afectaciones físicas o psicológicas.
Otra de las referencias que se obtuvieron es que este tipo de cirugía se efectuaba con el auxilio de herramientas elaboradas por los mismos médicos Paracas. Según lo aludido previamente todas las pruebas evidencian que los implementos usados eran objetos parecidos a cuchillos y bisturí labrados de piedra volcánica. Se ha logrado precisar que a estos cirujanos eran conocidos por el apelativo de Sir Kah.
Es de destacar igualmente otro aspecto importante y es que al momento de la cirugía se empleaba, por lo general, como anestésico la hoja de coca. Esta hoja era en esos tiempos uno de los elementos de mayor comercialización dentro de las actividades económicas de la cultura Paracas.
De igual manera forma es relevante destacar el papel que se le otorgaba a la bebida alcohólica elaborada a base de maíz amarillo, mejor conocida como chicha, como medicamento para paliar el dolor e impedir las probables infecciones ocasionadas por estas prácticas.
Trepanaciones Craneanas
Hay evidencia de que los Paracas efectuaron operaciones quirúrgicas, particularmente las denominadas trepanaciones craneanas. Para el ejercicio de esta práctica el cirujano Paracas empleaba cuchillos de obsidiana, «tumis» o navajas con borde en forma de medialuna (elaborados de una combinación de oro y plata), bisturís y tenazas.
Igualmente utilizaban algodón, gasas y vendajes. Se horadaba el cráneo con el cuchillo de obsidiana y se raía o escarbaba el hueso afectado con el cuchillo, realizando un movimiento circular para redondear la abertura. Tras realizar el tratamiento correspondiente, se cerraba la abertura con laminas de oro o de mate (calabaza), con lo que se favorecía que la operación alcance la cicatrización sin mayores problemas.
Se ha polemizado suficientemente las razones que fomentaron la realización de esta práctica; se considera que fueron efectuadas con la intención de sanar fracturas por aplastamiento de las paredes óseas, para aliviar las cefaleas y el cuidado de los padecimientos mentales por medio de procedimientos mágicos (probablemente se pensaba que al abrir el cráneo emergían los espíritus promotores del mal).
Numerosos cráneos con signos de trepanación señalan que las personas lograban sobrevivir a esta práctica, lo cual se evidencia por la presencia de callos óseos en el área intervenida, los cuales solo se forman al discurrir los años en una persona viva. Indudablemente nadie se podría haber imaginado lo que los Paracas podían hacer.
Otra de las peculiaridades de este tipo de practicas es que se empleaba un tipo de placa de oro para tapar los agujeros producto de la cirugía, siendo éste uno de los patrones de mayor presencia en los remanentes de esta cultura al percatarse de la numerosa presencia de cráneos con las referidas láminas.
Debido a la escasa la información al respecto aún hoy en día no se han podido determinar con precisión los motivos por los cuales se llevaban a cabo este tipo de procedimientos con tanta frecuencia, siendo una de las teorías más factibles que tales traumatismos craneales eran producto de las heridas de guerra.
Momificaciones Paracas
Las referencias existentes concernientes a las momificaciones en la cultura Paracas hablan de un arte desarrollado en la época de necrópolis. Denominado igualmente como el arte de la momificación, consistía de un proceso al cual eran sometidos los cadáveres antes de ser sepultados. De esta manera, de acuerdo a los estudios realizados se sabe que a través de este proceso se «deshacían» los órganos y cierta partes del cadáver.
Para la sepultura de los cadáveres, previamente se les momificaba de acuerdo al siguiente procedimiento:
- Se realizaba la extracción de intestinos y vísceras del cadáver mediante una abertura longitudinal.
- A continuación se le sacaba el corazón seccionando el tórax.
- Se le cortaba la cabeza por la base del cráneo para desalojar la masa encefálica, a pesar de que existen momias con la masa encefálica reseca.
- Se les taponaba con algodón la cuenca de los ojos.
- Se les separaban los músculos por medio incisiones en los miembros superiores e inferiores.
- Por ultimo se lograba la momificación al introducir dentro del cadáver cal, ají molido, sal molida, flor de muña en polvo, brea y otras sustancias.
- Se colocaba a la momia en cuclillas.
- El cadáver era expuesto a fuego lento con el propósito de reducir su tamaño.
- Después de todo se le ingresaba en un canasto de junco para al final recubrirlo con telas de distinta calidad.
En otros casos el cadáver era sometido a cremación con el propósito de reducir su tamaño. Se consideraba que el objetivo de lograr un cadáver de tamaño mínimo era facilitar su proceso de enterramiento
Es relevante tener presente que todo este proceso se hallaba vinculado con sus creencias religiosas y su concepción acerca de la vida tras la muerte. Gran parte de esta información fue obtenida mediante los hallazgos de momias cuya preservación se vio favorecida a lo largo del tiempo por las condiciones climáticas desérticas presentes en la región.
Como parte del procedimiento se sabe que el cadáver era dispuesto en posición fetal para, a posteriori, ser recubierto en los mantos confeccionados para tal fin. Sumado a ello se le agregaban una variedad de elementos ornamentales como parte de los ofrendas a los difuntos y otros dioses importantes.
Eran incluidas piezas de orfebrería y otros ornamentos propiedad del difunto, así como parte de sus posesiones que usualmente era su vestimenta tradicional.
De la misma manera es importante comprender que este proceso variaba dependiendo de la condición social o la posición ostentada por el difunto dentro de la sociedad. En caso de tratarse de una cargo relevante o una autoridad superior, los mantos debían exhibir ciertas particularidades ademas de encontrarse mejor acabados.
Tecnología de los Paracas
En la situación geográfica de la cultura Paracas estaban presentes ciertas condiciones climáticas que no beneficiaban aspectos relevantes de toda sociedad como, por ejemplo, la agricultura, usual base de la economía.
Es por este motivo que se vieron necesitados del desarrollo de conocimientos y tecnologías para superaran tales debilidades y no verse impactados por la carencia de suelos fértiles que afectaban su subsistencia, caso semejante a la cultura Lima.
Debido a ello, a lo largo de su historia se vieron requeridos de desarrollar variadas tecnologías, siendo uno de sus principales conocimientos los atinentes a ingeniería hidráulica. Elaboraron toda una variedad de canales y métodos de irrigación para asegurar la factibilidad de las actividades agrícolas y así obtener el mayor provecho del cultivo de alimentos inclusive en suelos desérticos.
Por ello se puede afirmar que uno de los adelantos alcanzados por la cultura Paracas es que lograron transformar suelos desfavorables en valles aprovechables mediante el emplazamiento de canales con los cuales se garantizaba una debida administración de ese limitado recurso que es el agua. Características parecidas fueron afrontadas de igual manera en la cultura mochica.
Modo de Vida de la Cultura Paracas
Como parte de su organización social la cultura Paracas igualmente desarrolló sus propias actividades económicas y de la vida diaria como su vestimenta y religión y una lengua con la cual comunicarse.
Vestimenta de los Paracas
En lo correspondiente a la indumentaria Paracas hay que tener presente en primera instancia que, como en todos los aspectos de esta cultura, sobresale todo lo relativo al arte textil. Es por este motivo que el componente mas relevante de la vestimenta de la cultura Paracas son sus tejidos.
En lo concerniente a la vestimenta tradicional masculina, esta se encuentra compuesta por mantos en variados colores teñidos en base a tintes de procedencia natural. En tales mantos están presentes elementos decorativos semejantes a los que se consiguen en otros manifestaciones de la cultura Paracas.
De otro lado, en la vestimenta femenina se ha de destacar que su atuendo estaba compuesto de un mini poncho, usualmente conocido como «uncu». Según lo aludido previamente el vestuario de la mujer generalmente constaba de una diversidad de mantas en corte rectangular que eras dobladas por la mitad y se hallaban cosidas por los lados.
Otro componente de la indumentaria Paracas es una variedad de turbantes que eran tejidos que recubrían y envolvían el cabello. Asimismo y como parte de su vestuario, los hombres usaban un taparrabo. En la actividad textil, toda pieza de vestimenta Paracas era confeccionada a partir de materias primas como la lana de los aquénidos, y otras fibras obtenidas del algodón. En el caso del calzado usado, estos se hacían con fibra vegetal.
Las indumentarias de mayor complejidad correspondían a las posiciones de mayor nivel dentro de la sociedad. A ellas eran agregados accesorios elaborados en la actividad metalúrgica y de orfebrería como componentes de los ornamentos propios de la vestimenta de los sacerdotes, considerados como la élite de esta sociedad.
Religión de los Paracas
La devoción religiosa dentro de la cultura Paracas se expresaba mediante un conjunto de creencias vinculadas a la existencia de un único Dios, de nombre Dios Kon. Se ha podido determinar que así como la religión, la mitología reseña al mundo de modo dinámico y cambiante, por lo que era relevante mantener la armonía entre los distintos elementos de los cuales estaba compuesto la sociedad.
Entre los dioses de mayor importancia dentro de la cultura Paracas se encuentra una deidad reconocida por ser la esposa del Dios Paracas Pachacamac. De igual modo esta dios era célebre por ser el encargado de la noche y además contaba con dominio sobre las ondas sísmicas.
Por otra parte en lo concerniente a la diosa, a esta se le atribuyen poderes como el dominio de los peces en los estanques próximos al mar, conservando cierta importancia para la población Paracas ya que se le ofrenda tributo particularmente de parte de los pescadores.
Economía de los Paracas
Para el estudio de las actividades económicas de la cultura Paracas es importante destacar la influencia de las condiciones climáticas propias de la situación geográfica donde se localizaban. Las características primordiales del territorio ocupado por los Paracas es de ser una región desértica, inclusive una de las más calurosas de la costa peruana, con escasas precipitaciones y donde el cauce de los ríos presentan trayectos irregulares.
En tal sentido para alcanzar un sustento para su economía, la cultura Paracas desarrolló variados sistemas para poder sacar el máximo provecho de las áreas desérticas para implementar actividades vinculadas a la agricultura.
Por ello es relevante destacar que la primordial actividad de sustento de los Paracas es su agricultura y el cultivo de alimentos, punto al que pudieron alcanzar tras el desarrollo de conocimientos para el control y gestión de los bienes, así como también el saber beneficiarse de los recursos naturales. Tal es el caso del agua, para cuyo usufructo tuvieron que emplazar una serie de canales que aseguraran la irrigación de los principales cultivos.
De igual modo, para el impulso de la economía otra de las referencias fue la implementacion de técnicas denominadas como las de chacra hundida. Estas consistían en recoger la capa superficial sobre la tierra árida para dejar al descubierto la franja húmeda del subsuelo, en la cual se efectuaban los principales cultivos para facilitar así todas las actividades vinculadas con la siembra.
Dada la relevancia de la agricultura para su economía y subsistencia se implementaron otros métodos viables para potenciar los cultivos como era el empleo de excremento de aves para producir el abono natural en los suelos.
Por otro lado, al ser esta una civilización localizada justamente en el litoral, se ha señalado que han desarrollado técnicas para aprovechar los recursos marinos y es por ello que partes de su alimentación se basan en las actividades de pesca y recolección de mariscos. Sumado a ello es conocido que, para garantizar en cierto modo su sustento, se desarrollaron métodos de navegación que facilitaron la comunicación con otras poblaciones costeras.
Parte importante de su economía se fundamentaba en la navegación hacia otros poblados en los cuales se intercambiaban bienes y se aprovechaban de otros clases de alimentos cultivados en otras tierras. En particular se puede hacer referencia a la sal, el algodón y otros especies marinas que se canjeaban para obtener lana, tintes naturales para la confección textil y la cerámica, hojas de coca y plumas.
Agricultura de los Paracas
Específicamente su agricultura estuvo basada en la siembra de algodón, el pallar y el maíz. Es relevante tener presente que en primera instancia el algodón era de gran importancia para la cultura Paracas ya que era la materia prima de sus principales tejidos. Y de otro lado en lo que respecta al pallar y al maíz eran los alimentos de mayor importancia dentro de de la dieta en los Paracas.
Ganadería de los Paracas
La ganadería no tuvo gran relevancia en la cultura Paracas, apenas contándose con modestas agrupaciones de camélidos como es el caso de la llama y la alpaca.
Alimentación de los Paracas
Se pudo determinar que el régimen alimenticio de esta civilización estaba compuesto por alimentos obtenidos por medio de la agricultura como era el caso de los frijoles, una variedad de plantas y básicamente maíz. Del mismo modo la agricultura conformó el sustento básico de la postrer cultura inca. Por otra parte asimismo se alimentaban de lo que se hallaba mediante las actividades vinculadas a la pesca y todo lo tomado del mar.
Idioma de la Cultura Paracas
En lo concerniente al idioma empleado por parte de los Paracas se trata del dialecto denominado como «pukina» y es una lengua prehispánica que en hoy en día se halla extinta y la cual fue empleada por otras civilizaciones a través del virreinato del Perú.
Biografía de Julio César Tello
Julio César Tello Rojas nació en Huarochirí, Perú, un 11 de abril de 1880, siendo un prominente doctor y antropólogo de esa nación. Se le considera como al padre de la arqueología peruana, ya que hizo el hallazgo de las civilizaciones Chavín y Paracas, y fundó e impulsó el Museo de Arqueología, Antropología e Historia del Perú. Su fallecimiento se produjo en Lima, el 3 de junio de 1947.
Era hijo de una humilde familia dedicada al comercio del pan, Julio César Tello Rojas vio la luz en la provincia de Huarochirí. Sus progenitores se llamaban Julián Tello García y María Asunción Rojas Erques. Desde corta edad sobresalió por su inteligencia, por lo que le garantizaron una vida exitosa.
Fue apodado como Sharuko (valeroso). Su aprendizaje inicial lo realizó en Huarochirí y en 1893 se mudó a Lima para cursar el ciclo secundario en el colegio que dirigía Pedro A. Labarthe, aunque lo finalizó en el Colegio Nacional Nuestra Señora de Guadalupe.
Para 1900 se incorporó a la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, en la cual fue compañero de un hijo del eminente tradicionalista don Ricardo Palma, por lo habituaba ir a su casa, obteniendo el cariño del anciano escritor, quien, en su posición de director de la Biblioteca Nacional del Perú, le consiguió un cargo como conservador.
Fue en ese lugar donde le surgió a Tello el interés por la ciencia y la investigación, particularmente la arqueología y la antropología. Su aproximación al mundo prehispánico ocurrió desde la lectura de un ensayo acerca de las lenguas aborígenes de Sebastián Barranca.
Para 1906 brindó su conferencia inicial acerca de unos cráneos prehistóricos exhumados de sepulturas prehispánicas de Yauyos. Pero estaba resuelto a terminar su carrera y obtuvo el grado de bachiller en Medicina el 16 de noviembre de 1908, con su presentación «La antigüedad de la sífilis en el Perú», un original ensayo sobre la referida enfermedad. Por último se graduó como Médico Cirujano en 1909.
Merced a una beca otorgada por el gobierno inicial de Augusto B. Leguía se trasladó a los Estados Unidos para emprender estudios de postgrado en la Universidad de Harvard, quedándose en ese lugar por tres años. Entre sus maestros se encontraban personalidades del mundo científico, como Aleš Hrdlička y Franz Boas. Logró su maestría en Artes (1909) y en Antropología (1911), y fue el primer peruano en obtener ese nivel académico en Harvard.
En premio a sus estudios, se le concedió una nueva beca, que le facilitó a asistir, en Londres, al XVIII Congreso Internacional de Americanistas (1911) y proseguir estudios especializados en el Seminario de Antropología de la Universidad de Berlín (1912) Fue entonces que llego a conocer a la dama inglesa Olive Chessman, con quien contraería matrimonio mas adelante.
A su regreso al Perú en 1913 empezó su faena arqueológica en compañía de su maestro Aleš Hrdlička en sus exploraciones por los valles del litoral central. Fue designado director del departamento de arqueología del Museo de Historia Nacional, cuya estructuración inicial dirigió hasta que se le pidió la renuncia en 1915.
Comenzó a recorrer todo la nación con el propósito de efectuar labores de campo, realizando valiosas investigaciones relativas a las culturas precolombinas. A él se le debe el reconocimiento de la antigüedad y divulgación de la Cultura Chavín (1919) y el hallazgo de la necrópolis de Paracas (1925).
Igualmente las excavaciones en el prolongado valle del Santa (1926 y 1934) y en el elevado valle del Marañón (1934 y 1937); en Huánuco Viejo y Kotosh (1935); en el valle del Urubamba (1942) y en lugares variados de los departamentos de Lima, Arequipa, Cuzco y Puno, que le facilitaron proponer su propia evaluación acerca del proceso civilizatorio del Perú ancestral.
Por casi 30 años Tello transitó en todas direcciones el suelo peruano, realizando apreciables excavaciones y análisis, siendo los mas importantes los efectuados en la cuenca de los ríos Huallaga y Marañón, en Chavín de Huantar, en el río Grande de Nazca, en la Península de Paracas, en Pachacámac, Casma y Nepeña, en Moche, Puno, Cuzco y otras ubicaciones.
Museo del Sitio Julio César Tello
Este museo fue fundado por Frederic Engel y se halla ubicado entre los lugares arqueológicos conocidos como Cabezas Largas y Cerro Colorado, en los que fue identificada por Julio C. Tello la cultura Paracas y de los que poco ha persistido a causa de los continuos saqueos.
Frederic estudió en profundidad la cultura Paracas y en el museo compendia su tarea mostrando una secuencia cultural a partir de la aparición de recolectores y pescadores hacia el año 6.500 a.C. hasta el arribo de la cultura Nazca.
Entre las piezas expuestas que proceden de 110 emplazamientos arqueológicos, sobresale una quena decorada estimada como el instrumento musical de mayor antigüedad hallado en el Perú. Igualmente se ha hecho la reconstrucción de una caverna funeraria.
Sitios de Interés
Para contemplar los invaluables objetos de cerámica, textiles y bolsas funerarias no solo existe el Museo Julio C. Tello en la propia ciudad de Paracas, ya que igualmente se puede acudir a los museos arqueológicos del Perú, Museo Herrera Larco o el Museo de la Nación en la ciudad de Lima.
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