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Las leyendas de Yucatán al igual que la mayor parte de los relatos y mitos de distintas civilizaciones son un reflejo de su sabiduría popular. En ellas se hallan expuestas consideraciones fantásticas o sobrenaturales en los cuales sobresalen asuntos como su cosmovisión, convicciones y deidades.

Leyendas de Yucatan

Leyendas de Yucatán

Dentro de lo que conocemos como las leyendas de Yucatán se agrupan una serie de mitos, relatos y cosmovisiones que tuvieron su origen en la península de Yucatán a través de la evolución de las civilizaciones prehispánicas. En ellas se encuentran comprendidas particularmente las historias de la civilización maya, aunadas a las creencias de otras pequeñas agrupaciones indígenas.

Al referirnos a cosmovisión, estamos aludiendo al modo en el que una persona o un colectivo social entienden al mundo o la realidad que viven. Debido a este motivo, se ha establecido que las leyendas de Yucatán facilitan a los estudiosos conocer cómo eran percibidos e interpretados los acontecimientos naturales y sociales por las ancestrales culturas de estos territorios.

Por otra parte, las leyendas de Yucatán están compuestas de una sucesión de narraciones de origen popular que describen sucesos ficticios o reales, y que usualmente se adornan con elementos extraordinarios o mágicos del folclore. Para esta oportunidad, su adorno lo componen las tradiciones prehispánicas. Estas crónicas habitualmente se han compartido de forma oral de generación a generación, por lo tanto expuestas a constantes cambios.

Leyendas de Yucatán Más Populares

El conocimiento de las leyendas de Yucatán igualmente facilita a los investigadores determinar de qué manera se desempeñaba su estamento en lo social, lo económico y lo religioso. Algunos de los relatos de mayor popularidad originados en la península de Yucatán y los cuales se han venido transmitiendo a través de la evolución de las civilizaciones prehispánicas, son los siguientes:

Leyendas de Yucatán La Xtabay

Se narra en una remota leyenda maya que en un modesto poblado existían dos hermosas mujeres hermanas por sangre. A la primera se le conocía como la Xkebán que significa mujer pecadora ya que se rendía frecuentemente a los deleites de la carne, por lo que a la gente honorable del lugar les provocaba repulsión. De otro lado, su hermana tenía como nombre la Utzcolel que quiere decir mujer buena. por lo que los habitantes le mostraba afecto y respeto.

No obstante la fama de cada una de ellas, existía una diferencia aún más grande, ya que la mujer pecaminosa asombrosamente era muy bondadosa, puesto le alegraba en demasía colaborar con los necesitados, atendía a los enfermos y los sanaba. Igualmente protegía a los animales ya que les cuidada tal cual valioso tesoro, siendo apreciada tanto por animales como por enfermos. En contraste su hermana nunca ofreció su ayuda o se apiadó de ser alguno ya que los valoraba de inferiores y viles.

Cierto día y de modo súbito no se le vio a Xkebán salir más de su vivienda, lo cual causó extrañeza a los vecinos. Los días transcurrieron  hasta que percibieron el olor de una agradable fragancia que al seguirla les condujo a la casa de ella. Al arribar allí se dieron cuenta que estaba muerta y que ese aroma procedía de su cadáver inerte.

De tal olor fueron responsables los animales a los que cuidó y mucho protegió y los cuales en agradecimiento llevaron su cadáver hasta el panteón en unión a los enfermos a los que sanó. Únicamente ellos atendieron al sepelio y a través del recorrido el delicado aroma fue diseminado por las calles por las que la comitiva fúnebre transitó.

Al próximo día, de su sepulcro surgió una muy extraña pero hermosa flor, denominada Xtabentún, la cual produce un néctar que emborracha con dulzura a todo aquel quien lo sorbe tal como sus desenfrenos amorosos cierta vez igualmente enredaron a los hombres.

Una honda envidia fue la sentida por su hermana Utzcolel tras conocer de aquel grato aroma aduciendo que sería creación del demonio y dando por seguro que su cuerpo impoluto y virginal tendría mejor olor al morir, puesto que si el de la pecaminosa era hermoso, su castidad provocaría algo mejor.

En escaso tiempo Utzcolel falleció, todo el pobladores se acongojaba e hicieron presencia en el funeral con la certidumbre de que así como su hermana, soltaría una delicada fragancia. Para sorpresa de todos, lo que se pudo percibir fue que del cadáver fétido de esta mujer emanaba un olor repugnante.

Inmediatamente se procedió a su entierro acordonando el lugar con hermosas flores, provocando extrañeza cuando al día siguiente las mismas ya se habían marchitado. En sustitución a ellas habían brotado otras denominadas Tzacam, que son ciertamente un cactus de muchas espinas las que, con el ínfimo rose producen un hondo dolor. De ese cactus surge una flor que no obstante su belleza no libera olor alguno.

El resentimiento era tan grande que aun tras el fallecimiento de la “buena mujer” se pensaba que la fortuna con la que el cuerpo de su hermana había contado fue a causa de la conducta indecente que mantuvo a través de su existencia, sin detenerse a pensar que ciertamente era debido a la esencia de su ser. Fue a causa de su generosidad por lo que se había recompensado a Xkebán tras fallecer y no por motivos de la fama que se había creado.

La hermana celosa logró evocar a los malos espíritus que le confirieron el don de retornar al mundo terrenal cada vez que ella quisiese. Todo ello con la intención de adoptar en apariencia las conductas de la mujer pecadora, más las únicas posturas aprendidas fueron las de la pasión sin medida no tanto el altruismo.

Por ello se comenta que aún hoy día se deja ver por ciertos hombres que ella estima como atractivos, a quienes convoca al mostrarse debajo de un árbol de Ceiba, al tanto peina su extensa cabellera con una fragmento de Tzacam, cautivándolos hasta hacerlos suyos y a posteriori asesinarlos en medio de tan desenfrenado ardor.

Leyendas de Yucatán El Huay Chivo

El Huay Chivo es una de las leyendas de Yucatán de mayor popularidad en la que se relata la crónica de un anciano hechicero con el poder de convertirse en una criatura aterradora, medio hombre, medio chivo, luego de haber puesto en venta su alma al Kisín, nombre maya con que se llama al diablo.

El relato del Huay Chivo en Yucatán es muy semejante al de los Nahuales en Centroamérica, ya que se refiere igualmente a personas que adoptan la figura de variados animales a partir de un ceremonial de ofrecimiento.

En los pueblos al interior del estado es frecuente oír variadas anécdotas acerca de encuentros con este ser. Se cuenta que si una persona llega a cruzarse con él, siempre debe retirarle la mirada y de esa manera solo percibirá un frío intenso y un repugnante olor, pero de llegar a mirarlo en unas horas se le manifestarán fiebres y malestares ocasionados por “un mal aire”.

Se cuenta que el Huay Chivo acostumbra alimentarse de las gallinas y el ganado de los vecinos y que reside en los más profundos y sombríos lugares, tales como bosques y montes. Hay una muy popular frase la cual anuncia a todo aquel que deambula por las noches que debe resguardarse esta criatura adoradora de la oscuridad, ya que si la llega a contactar su maldad se hará ver.

Para que un hechicero reciba el poder de la transformación, se hace indispensable la realización de un un ritual sombrío, en el que es ofrendado específicamente un chivo, y tras una sucesión de actividades, el brujo se convierte en medio hombre, medio animal, y con este aspecto emerge a asustar y exterminar animales.

Existan algunos que cuentan haberle visto y haber sido perjudicados por él. Sus vivencias son terroríficas, para buena fortuna no son tantos quienes han conseguido observar, pero en lo que se refiere a comprobar o rechazar su existencia es mejor andar precavido.

“Caminante, pasada la media noche ten cuidado al pasear por los sitios en los cuales el Huay Chivo deambula, ya que ésta criatura de la oscuridad puede dejar descender sobre ti toda su perversidad”.

Leyendas de Yucatán Los Aluxes

Variados relatos vinculados con criaturas extrañas que se muestran al anochecer en las milpas (parcelas cultivadas) y montes son de particular frecuencia en la península de Yucatán. Se habla de modestos seres denominados Aluxes, que adoptan actitudes de acuerdo al trato que se les proporcione.

De llegarse a internar una persona en sus predios y pronunciar groserías o insultos hacia ellos o el lugar, éstos le mandarán por medio del viento un padecimiento que en los pueblos mayas se conoce como “mal aire”, calenturas y delirios por lo general. En caso contrario, de tratarlos de modo cordial e inclusive se les llega a ofrecer comida, ellos en retribución protegerán a la milpa y hasta proporcionarán una buena cosecha.

Su aspecto es como de niños, vestidos de alpargatas y sombrero e inclusive cuentan con un perro y moran en el interior de las cavernas próximas a las milpas o en el monte. Su proceder no es perverso, sencillamente que al actuar como niños igualmente son muy revoltosos, les encanta jugar y corretear por todo el lugar.

Se cuenta que estas criaturas provienen del Enano de Uxmal, ya que tal como él fueron formados a partir del barro, por aquellos ancianos religiosos mayas los cuales obtenían el fango de las cavernas vírgenes en las que jamás ninguna mujer había puesto pie.

Tal fango se dejaba reposar por 9 noches y a posteriori se combinaba con una poción elaborada con miel y flores silvestres para ser más adelante puestos por otras 9 noches en un altar con sacá (bebida sagrada) teniendo el cuidado de que no les llegase la luz solar. Pasado el tiempo especificado se llevaban a diseminar por el monte en medio de cantos y oraciones para completar su misión, resguardar la cosecha.

En la actualidad se cuenta que estas modestas criaturas emergen de sus cavernas al ocaso y retornan a sus guaridas previamente a que el sol surja nuevamente, sus perros igualmente están elaborados de los mismos componentes que ellos.

Otra de las crónicas que envuelven a estos duendecillos están referidas a los campesinos que viven con ellos. Si uno quiere que sus cultivos sean resguardados por un alux debe emplazar una casa para él, pero tras 7 años la puerta debe ser clausurada por que si no, éste empezará a operar en contra de quien le ha acogido y de todo aquel a quien se consiga a su paso.

Son numerosas las crónicas de personas que señalan haber tenido acercamientos con los Aluxes, siendo algunas de ellas benignas otras no tanto, todo de acuerdo al trato que se les proporcione. Si en alguna oportunidad una persona es receptora de un “mal aire” proveniente de algún Alux debe requerir a un H´men con experiencia, ya que de no ser así, si el alma de quien desea sanar es frágil existe el riesgo de ser alcanzado por el mismo mal.

La Mestiza y la Perra

Este es una de las leyendas de Yucatán la cual es compartida desde hace numerosos años en un sitio próximo a la ciudad de Mérida, Yucatán. Se narra que moraba en el sitio una mestiza con un bebé y una perra, era una mujer ermitaña, y no contaba con más nadie en el mundo. Era igualmente de gran pobreza y cada día tenía que dirigirse a un distanciado pozo, para colmar de agua sus cántaros, para lo cual hacia ese camino una y otra vez, hasta morir de cansancio.

Cierto día como cualquiera, ocurrió algo distinto, pues el bebé no detenía su llanto, lo hacía con tanto desespero que la mujer tenía dudas en ir hasta el pozo por el agua, pero a sabiendas que debía hacerlo, trato de acallar al niño sin lograrlo así como tampoco podía llevarlo con ella.

Por ello se desesperó y se resarció con la perra, vociferando maldiciones: «¡Maldita perra! lo único que sabes hacer es estar echada, si en algo me auxiliares para dormir al niño! pero tampoco para eso sirves», le reclamó al ingenuo animal.

Tras el mal momento la mujer encolerizada dejó la casa encaminándose al pozo, cuando venia de vuelta a lo lejos comenzó a oír una bella voz, mientras mas se aproximaba a la casa se percataba que de allí provenía el dulce sonido angelical.

Empero al abrir la puerta nunca hubiese pensado en lo que ahí conseguiría: la perra se encontraba parada en dos patas balanceando al bebé que reposaba en la hamaca, le tarareaba para que no sollozara, al tanto le entonaba una dulce canción con aquella armoniosa voz.

Tan impresionada quedó la mestiza que soltó los cántaros de sus manos, el espanto no dejaba su cuerpo provocando temblores y al mismo tiempo permanecía inmóvil en la puerta, los otros cántaros que ya había traído comenzaron a caer igualmente, como si alguien los patease. De manera sorpresiva salía de ellos tanta cantidad de agua que ni en el mismo pozo se había visto emanar con tanta fuerza.

El sitio se anegó, transformándose en un ojo de agua, en el que cualquiera que entrase muere ahogado en condiciones sospechosas, y afirman los que han permanecido convenientemente cerca, que se observa en el fondo del agua clara, a la mestiza, el niño y la perra.

Leyendas de Yucatán de Amor

Aunque parezca extraño, aquellos relatos concernientes a historias románticas también son parte del acervo cultural e histórico de esta región. Las leyendas de Yucatán de amor además de ser únicas siempre dejan evidencia del entorno en el cual se desarrollaron.

La Leyenda de Nicté-Ha

Este relato reseña de forma mítica la procedencia de la planta de agua denominada como ninfa, sol de agua o nenúfar. Igualmente está en búsqueda de justificar el cantar de los pájaros cardenales al amanecer en los lagos en los cuales se desarrollan estas plantas.

De acuerdo a la creencia maya, en la remota Nan Chan Kaan moraba un príncipe de nombre Chaktzitzib, cuyo progenitor había tomado la decisión de hacerlo casar con una princesa que residía en tierras apartadas. No obstante, Chaktzitzib se había encariñado de Nicté-Ha, quien era hija del centinela del Cenote Sagrado.

Para aquellos momentos nadie sabía de este amor. El par de jóvenes se adoraban mucho y se citaban secretamente en el cenote, en el cual el príncipe le entonaba canciones de amor a su querida. En cierta oportunidad los jóvenes fueron develados por el gran sacerdote, quien no quería que estos se unieran y por ello resolvió eliminar a Nicté-Ha.

La protectora del príncipe se dio cuenta de las malignas intenciones del gran sacerdote, por lo que tomó la decisión de advertirle a su señor. Chaktzitzib mandó a su cuidadora a que trajera a Nicté-Ha para que se desposaran secretamente; sin embargo, el sacerdote pudo darse cuenta del plan y mató a la protectora del príncipe.

El príncipe, al notar que su cuidadora no retornaba, resolvió ir en busca de Nicté-Ha, quien se hallaba guardándolo en el Cenote. Al reunirse, ambos amantes se apretaron en un apasionado abrazo. Tras seguir al príncipe, el sumo sacerdote se aproximó hasta donde se encontraban los jóvenes y le arrojó una flecha envenenada a la muchacha, lo que la asesinó instantáneamente.

El cadáver de la joven se fue a lo profundo en el agua del Cenote, al tanto que el príncipe gemía rogándole a los dioses que él fuera llevado junto con ella. El Señor de las Aguas tuvo piedad de Chaktzitzib, por lo que transformó a su adorada muerta en un nenúfar. De otro lado, el Señor de los Pájaros resolvió transformar al príncipe en un pájaro rojo.

A partir de todo esto, cada madrugada el cardenal se aproxima a los estanques para proseguir entonando canciones de amor a Nicté-Ha, transformada en flor acuática.

La Leyenda de Sac Nicté

En este relato se refiere de modo fantasioso a los eventos acontecidos durante la ruptura de la Liga de Mayapán, una coalición de naciones mayas que floreció en la etapa posclásica de Mesoamérica. A través de esta alianza la civilización maya se alimentó de otras culturas como la tolteca con lo que se incorporaron nuevas modalidades de conocimiento.

De acuerdo a la leyenda, Sac-Nicté era la princesa de Mayapán, quien formaba parte del pueblo de los cocomes. Al cumplir sus quince años se encariño con el príncipe Canek. De su lado, este príncipe llegó a vislumbrar a la princesa cuando tenía 21 años y quedó cautivado por su belleza, por lo que anhelaba casarse con ella.

Sin embargo, Sac-Nicté fue prometida por su padre al príncipe Ulil, quien era sucesor de los uxmal, cuyo enlace se efectuaría tras el coronamiento de Canek. Los enviados de Uxmal resolvieron convidar a los otros gobernadores de la Liga, por lo que Canek debía acudir de manera obligatoria a la ceremonia.

A través de los preparativos del casamiento, Sac-Nité lloraba de pesar ya que no quería casarse con Ulil. En lo que había transcurrido de ceremonia, Canek (quien era el nuevo soberano de Chichén Itzá) no había hecho presencia, lo que fue algo de extrañar para todos los presentes.

A la hora de manifestar los votos matrimoniales, Canek hizo su aparición con sesenta de sus soldados, con los cuales ocupó el lugar y secuestró a la princesa sin que alguno de los altos señores pudiese evitarlo. La proeza de Canek fue tan veloz que la totalidad de los presentes quedaron pasmados.

Luego de esto, Ulil y Hunac Ceel (progenitor de Sac-Nité) se unieron para atacar Chichén Itzá con el objetivo de rescatar a la princesa secuestrada y de sancionar a Canek. No obstante, al arribar a la ciudad se dieron cuenta de que esta había sido desocupada no solo por los amantes, sino también por todos los habitantes. A partir de eso, los cocomes y los soldados de Ulil desvalijaron y arrasaron Chichén Itzá, lo que da razón del abandono de esta gran ciudad.

Leyenda de la Siempreviva

Luego de una de aquellas lloviznas que descienden del cielo por las laderas del cerro Kinich Kakmó en los atardeceres de verano, marchaba un lugareño quien oyó una vocecita, que en tono dulce exclamaba: «¿Eres tú Balam?» Sorprendido, vio a su alrededor considerando que era una alucinación de sus sentidos. Empero la interrogante se reiteró y para su sorpresa, la voz provenía de la flor de yerba silvestre denominada siempreviva.

Ya sea por mera curiosidad o creencia, respondió: «¿Quién eres que me has llamado por ese que no es mi nombre?» A lo que la vocecita le contestó: «De tal modo, que tú no eres mi Balam, ni sabes quien soy, pero si me oyes te haré saber mi historia y quien soy…»

La vocecita le relató: «Yo fui una sacerdotisa del santuario de Itzamatul, hija de un eminencia y ya había realizado el voto de castidad que mi situación demandaba, lo que quería decir que mi amor habría de ser para mi dios y no para un hombre. A través de una ceremonia del juego de pelota llegue a conocer a un valeroso combatiente llamado Balam… nos encariñamos, pero de una manera u otra mi padre se enteró de ello, hasta descubrirnos en una de nuestras citas de amor.

Como condena nos sancionó, a mí, con ser inmolada a los pies del dios rojo «Kinich», y a él, a ser testigo de dicho sacrificio al pie de la escalera del mismo. Al llegar ese funesto día, rememoró que me pintaron y ataviaron, como quienes han de morir al pie del dios. Como si fuese un sueño recuerdo que fui conducida y puesta en el santuario del dios Kinich, ante la mirada angustiada de mi Balam para hacer efectiva su sentencia.

Súbitamente percibí un hondo dolor al ser mi pecho rasgado, pero mi corazón aún latiente se soltó de las manos del sumo sacerdote y descendió por las escaleras del templo para llegar a los pies de mi amado Balam, quien oyó de mí: Aquí estoy, hazme tuya. Él escapó conmigo llevándome en sus manos a ocultarse, sin que nadie tuviera la osadía de impedirlo y bajo la luz de una noche de luna llena me llevó a sepultar a los pies de este templo.

Me prometió volver por mí, he aguardado por numerosas lunas llenas pero mi Balam aun sin llegar». Colmado de emoción, el lugareño al oír la historia, aproximó sus labios para darle un beso a la florecita y en su interior, bajo la luz del crepúsculo, vio resplandecer una gota… ¿Provendría de la lluvia anterior? o ¿Vendría a ser una última lágrima que de la siempreviva brotaba por su Balam?… ¿Quién lo podrá saber?

Leyendas de Yucatán de Terror

La cruenta realidad experimentada en el desarrollo histórico de los pobladores de estos territorios, antes y después de la conquista española, se nos exhibe a través de las referencias que nos dejan estas leyendas de Yucatán de terror.

Leyenda de la Pasajera Fantasma

El municipio de Mérida en Yucatán es un sitio colmado de leyendas y casos sobrenaturales. En esta oportunidad, les contaremos acerca de un rumor que venia corriendo desde hace unos cuantos años, según el cual se aseguraba que el espectro de una mujer aborda las calesas y luego ocurren una sucesión de eventos que dan lugar al relato de la pasajera fantasma.

Se narra que en la terminal de buses localizada en la parte posterior del Palacio Municipal, una muchacha portando como equipaje una caja y algunas flores, pide el servicio de una calesa para ser trasladada a la colonia Rosario. A través del trayecto no superior a quince minutos, se exhibe bastante habladora y al arribar a la dirección señalada, cancela con un billete de doscientos.

Ya que el viaje solo tiene un valor de 20 pesos, a veces los conductores no retornan completamente la cantidad a devolver, así que ella les pide mantener el dinero, bajo  la condición de regresar al próximo día para llevarla de nuevo y traer su cambio.

Al siguiente día cuando van en su busca, son recibidos por un hombre, quien asegura que ahí no reside ninguna muchacha. En la conversación, se revela que la reseña física de la viajera se asemeja con exactitud a la de una chica que se ahorcó hace tres años de un árbol próximo, ya que no pudo sobrellevar la terrible muerte de su hermano en un accidente. Sin creer en tal afirmación, los conductores sacan el billete como evidencia de lo sucedido, pero este es solo una sencilla hoja.

En otras oportunidades, tras el pago de los servicios de la calesa, con el billete de doscientos, este se transforma en un hueso, pero a fin de cuentas, en los dos casos, los conductores se enferman, tras notar que trasladaron a una pasajera fantasma en su calesa.

Las presencias del espíritu de esta mujer suicida, son más frecuentes en 31 de octubre y en el aniversario de su fallecimiento. Ha podido ser visto tanto por caleseros como por policías, por lo que han llegado a la conclusión de que el motivo de su aflicción, es debido al arrepentimiento de lo que ella alguna vez hizo y que hasta la actualidad le imposibilita conseguir la paz.

El Manicomio de Mérida

En esta, una de las leyendas de Yucatán aterradoras, todo se inició con un joven periodista fastidiado de hacer los mismos reportes de siempre. Al enterarse que le había sido asignado otro trabajo rutinario y común, se las ingenio para persuadir a su jefe de autorizar hacer una investigación en el Manicomio de Mérida.

El joven retornó a casa a preparar sus maletas, pero no quiso notificarle a su esposa a dónde se dirigiría, para que no se preocupara. Salió rumbo hacia Mérida, y arribó allí al anochecer. Al faltar poco para llegar al hotel su automóvil experimentó una avería, y tuvo que quedarse varado a mitad del camino.

El único lugar con presencia de civilización que se hallaba más próximo era el Manicomio, aunque no le pareció buena idea acercarse allí a tales horas, ya que le daba miedo que algo pudiese ocurrirle si llegaban a descubrir que estaba en ese lugar para hacer una investigación.

Al tanto trataba de averiguar el motivo por el cual se averió el coche, pudo ver aproximarse un autobús, al cual le hizo señales, tocó el claxon, pero al parecer no pretendía detenerse, siendo una fuerte y deslumbrante luz blanca lo último que el joven pudo observar.

Por un breve tiempo perdió la consciencia y al reavivar se hallaba tirado delante del manicomio, donde una doctora lo convido cordialmente a pasar, para que pudiese refugiarse allí por lo menos esa noche. Él se encontraba tan atontado que sencillamente aceptó.

Más adelante, unos horrendos alaridos que parecían emanar de todas lados, le hicieron despertarse y, en ese instante, su actitud periodística le llevaba a averiguar más, pero el sentido común le decía que era hora de marcharse, lo cual le era imposible ya que las puertas estaban clausuradas.

Al amanecer trató de encontrar el modo de escaparse, pero la doctora lo persuadió para quedarse ya que de hacerlo le explicaría  cómo operaba todo en el sitio. De esa manera el chico se quedó otra noche en el manicomio, solo para oír de nuevo aquellos aterradores gritos.

Persuadido de que algo no funcionaba bien quiso evadirse del lugar, pero no se lo permitieron. Lo trasladaron hasta un salón donde le aplicaron potentes descargas eléctricas directamente a su cerebro, lo cual le produjo inestabilidad. Y así transcurrieron un par de semanas.

Llegado el momento en el que pudo recuperar en algo su cordura, lo primero que realizó fue una llamada telefónica a su esposa para solicitarle ayuda, pero ella apenas pudo contestar: «Señor, ¡deje de burlarse!, mi esposo falleció hace dos semanas.

El joven quedó absorto, aún más cuando la doctora quien le había dado la bienvenida se aproximó para decirle, que ese lugar era su última morada. Una variedad de purgatorio en el cual permanecerá eternamente.

Leyenda de la Hacienda Embrujada de Cholul

La Hacienda San Pedro Cholul es una finca desolada de la municipalidad de Mérida en el estado de Yucatán, México. Se ubica al este de la carretera que lleva de Mérida a Motul. La denominación San Pedro Cholul se refiere al apóstol Simón Pedro y Cholul que en dialecto maya quiere decir «madera en el agua».

La referida hacienda tuvo su época de mayor esplendor a través del auge henequenero a fines del siglo XIX e inicios del XX. Se relatan dos crónicas que se remontan a esos tiempos, las cuales tratan de explicar la procedencia de su embrujo.

Una de esas leyendas de Yucatán narra que existía en el lugar un par de trabajadores quienes se encontraban por contraer nupcias, pero previo a que eso ocurriese, un encargado de la hacienda, violó a muchacha, su prometido en retaliación. mató al agresor. Pero el humilde campesino al ser una persona bondadosa, no pudo sobrellevar la carga de la muerte de un prójimo, y se mató al breve tiempo.

Al conocer de esto, los progenitores del trabajador que eran hechiceros, arrojaron una maldición a la finca y a todo el que se residiera en ella…

La segunda crónica de los hechos, dice que en 1910 el dueño de la hacienda era un hombre desalmado, que se divertía maltratando y humillando a sus trabajadores, les arrojaba monedas desde su balcón como pago por el trabajo realizado, sin aportarles sueldo alguno.

En una oportunidad que retornó de un viaje, la totalidad de los trabajadores le aguardaban totalmente enfurecidos, lo hicieron bajar del coche y le emprendieron a machetazos en la puerta de la casa mayor. Al creerlo fallecido, observaron con gran asombro que de entre sus pantalones surgía una inmensa cola roja parecida a la del Diablo…

Sea cual fuese la versión cierta de lo que aconteció en aquellos tiempos, en la actualidad los habitantes del pueblo rehúsan hablar del tema, se molestan y se alteran si alguien quiere saber más. Luego de las cinco de la tarde el sitio se muestra como si ya hubiese caído la noche, el viento silba y corre llevando con él, susurros y gemidos, sumado a que se tiene la impresión de ser siempre visto o seguido por alguien.

Esto fue un atractivo para numerosas agrupaciones satánicas que efectuaron allí abundantes rituales. En cierta época los pobladores del lugar hicieron constante patrullaje en el cementerio para impedir que estos practicantes de lo oculto hurtaran los cadáveres, los cuales utilizaban para sus actividades. A pesar de ello, se pueden observar por allí, despojos de animales y huesos humanos, así como indumentarias de personas de todas las edades, diseminadas por el piso.

Se cuenta que en este sitio se dio apertura a una puerta al infierno, ya que en un muro se consigue una estrella de cinco picos y un aviso redactado en inglés que señala «Bienvenido Satán».

Ciertos curiosos que han decidido ingresar a comprobar todo lo que ahí ocurre, han visto una sombra que les rodea la cual reconocen antes de observar ya que sienten su potente y maligna presencia, que los cita por sus nombres. Inclusive hay quienes, luego de irse de la hacienda, han conducido a esta criatura de ultratumba hasta su casa en la cual les provoca la muerte, dejándoles marcado en su cara una expresión de terror, que no todos logran olvidar.

La Leyenda de Balam

La denominación Balam quiere decir “jaguar” en dialecto maya, vocablo que es igualmente empleado para hacer referencia a unas criaturas mitológicas semejantes a los genios, las cuales tenían la obligación de resguardar las cosechas y los campos. La civilización maya les ofrendaba culto inclusive antes de ser conocedores de la siembra, por lo que es uno de las relatos de mayor antigüedad de esta cultura prehispánica.

Los balames son asimismo conocidos como los nukuch-uinik, cuyo significado es “hombre grande”. De acuerdo a la tradición popular (particularmente la yucateca), estos seres daban protección tanto a los hombres como a las milpas. Se cuenta que había cuatro de estas criaturas, ya que cada uno de ellas se hallaba ubicada en un punto cardinal particular.

En lo referente a su apariencia física, se consideraba que eran ancianos con barba muy extensa, y, aunque eran bienhechores, contaban con un rostro repulsivo, tanto así que nadie les podía soportar la mirada. Sus vestimentas se componían de un sombrero de ala ancha elaborado de palma, junto con sandalias hechas de piel y una manto flotante. En sus ratos de ocio, a los balames les encantaba aspirar tabaco, por lo que se creía que las estrellas fugaces se originan de las colillas de estos. A continuación le dejamos algunos enlaces de su interés:

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