A través de la intimidad física con nuestra pareja, alcanzamos no solamente placer físico. El amor, la complicidad, la entrega libre y consciente, nos lleva a conectarnos con la sexualidad espiritual al abrir nuestras almas para dar y recibir la más pura y sagrada fuerza energética.
El Placer de la Sexualidad Espiritual
Cuando una pareja enamorada decide formalizar una relación romántica, tal vez compartir la vida juntos y formar una familia, no se percata de que acaba de dar inicio a un maravilloso viaje basado no solo en el amor y la atracción física, sino también en conocimiento y la aceptación entre ambos para alcanzar la sexualidad espiritual.
Nunca pensamos en que la actividad sexual es también una actividad espiritual, nos parece extraño e incompatible. ¿Cómo podemos pensar en que las relaciones sexuales sean sagradas? Esa visión nunca nos fue mostrada, el sexo nos fue etiquetado como pecaminoso y solo permitido para procrear.
Esta visión equivocada sobre la intimidad física entre pareja, a muchos les ha costado su felicidad, plenitud sexual y crecimiento espiritual. Porque compartir sexualmente va mucho más allá que un simple coito.
La realidad es que la sexualidad eleva la consciencia a niveles superiores a través de la alta frecuencia del orgasmo. Muchos utilizan la sexualidad como distracción, para pasar el rato, evitando la intimidad y la conexión a nivel espiritual convirtiendo la relación en algo vacío y superficial.
La sexualidad espiritual es vivir un momento de total comunión física y emocional que estimula infinitas sensaciones. Concentrarnos en quiénes somos como individuos y como pareja, los sentimientos de amor y devoción que existen entre ambos, las palabras que comparten en la intimidad, sus códigos secretos.
En ese momento de plenitud, las almas se abren para dar y recibir la energía vital que ambos generan y los lleva a disfrutar de la sexualidad espiritual, donde el placer es sentido en todos los niveles: Físico, emocional y espiritual; acrecentando nuestra felicidad, profundizando sentimientos y uniéndonos aún más a nuestras parejas.
Esta energía vital nos hace sentir renovados, llenos de vida y felicidad. Nos sentimos amados y cada día amamos más. He aquí las razones por la cual no es recomendable mantener relaciones sexuales si no hay una conexión espiritual entre ambos. Solo nos hará sentir solos, vacíos e insatisfechos.
Sexualidad Espiritual y Homosexualidad
El primer paso hacia la frecuencia más alta de la sexualidad es el amor. El amor nada tiene que ver si es homosexual o heterosexual, porque el amor no tiene género. El amor es sólo esencia necesaria para honrar y respetar a tu pareja.
Aquí se trata solo de dos personas, dos seres humanos que se aman y se dan placer, se compenetran, conocen y entregan a tal nivel vibratorio como lo haría una pareja heterosexual. No se trata de si es correcto o no, se trata de una pareja que ha abierto su mente y corazón a todas las frecuencias de la conciencia.
Cuando la pareja no vibra de la misma manera
Lamentablemente no siempre todo resulta como deseamos con la pareja que hemos elegido. Hay situaciones donde la falta de comunicación e intereses de cada uno termina alejándolos. Si este es el caso, hay que trabajar en la relación y si no logra sanar, definitivamente hay que terminarla.
Una vez sanadas las heridas que deja una separación, hay que rehacer la vida y buscar una nueva pareja que puedan vibrar al mismo nivel. Porque la sexualidad debe ser explorada a través del amor, sin este requisito es imposible alcanzar la espiritualidad.
La Monogamia y la conexión espiritual
Algunos tratados sobre la pareja y la sexualidad, aseguran que el humano es monógamo por convicción, por conveniencia o tradición, Lo demuestran algunos grupos étnicos, culturales o religiosos, donde las relaciones se basan en la poligamia.
Si no pertenecemos a algún grupo donde la poligamia sea bien vista, sino que fuimos educados para tener una sola pareja, podríamos desviarnos, si estamos comprometidos hacia la infidelidad. Si estamos solteros podríamos tener varias parejas. Esto nos hace deshonestos pues siempre estaremos ocultos en la clandestinidad.
Cuando se tienen varias parejas no se logra concentrar todo lo que hay para dar y recibir, sino que se van desgranando para compartir un poquito aquí y otro más allá, que nunca llega a ser suficiente ni satisfactorio para ninguno de los individuos, ni logrará equilibrar vibraciones para alcanzar el placer espiritual.
Por lo general la monogamia funciona bien y es lo más conveniente pues la pareja invierte tiempo y dedicación entre los dos, vibran al mismo nivel. Todo lo que tienen lo dan por completo, es el estado ideal. Con esa persona puedes ser quien eres, transparente y leal y si todo marcha bien podrán llegar juntos hasta el final de sus vidas.
Cuando la pareja trabaja unida son muchas las ventajas si mantienen la comunicación abierta y en confianza. Dispuesto a escuchar lo que el otro tenga que decir. Aprenderán juntos, se reconocerán el uno en el otro y disfrutarán de una sexualidad sana y una intimidad muy profunda.
Somos Seres Sagrados
Es lo primero que debemos concientizar, nuestro cuerpo es sagrado, los sentimientos de amor entre pareja son sagrados al igual que las relaciones íntimas. Si no fuese de esa manera Dios nos hubiese creado como seres totalmente asexuados.
Durante miles de años, la sexualidad y el orgasmo han sido desvirtuados. Se nos ha enseñado que la sexualidad es pecaminosa y nos han ocultado la realidad de su importancia para conectarnos con la fuente de energía universal. Definitivamente ha sido desacreditada y mal utilizada.
El amor es obra de Dios y la unión de amor entre una pareja siempre debe ser celebrado y protegido, porque cuando alcanzamos el placer espiritual, trascendemos y nos convertimos en seres sagrados.
Es necesario hacer a un lado las falsas creencias, los tabúes que no permiten conectar con el espíritu. Olvidar tabúes que solo nos hacen sentir culpables. Esto se logra valorizándonos como seres humanos, reconociendo y respetando nuestra sexualidad y aceptando el placer de cada encuentro sexual.
El Yo Espiritual
El yo espiritual es una parte de nosotros mismos. A través de él existimos, es nuestro motor, nos otorga una identidad y una misión de vida. Cuando somos conscientes de esta realidad podemos sincronizarnos con diferentes frecuencias, recordar quiénes somos y vibrar con el universo.
Estamos conectados al “yo es” a través de los sentimientos, y estos sentimientos muchas veces nos detienen por el temor que llevamos y que nunca hemos enfrentado. Es necesario sacarlos a la superficie, analizarlos, encararlos, extraer el aprendizaje y tirar las sobras a la basura. Puede doler un poco pero al final serás libre.
La sexualidad es el “yo secreto”, el que ocultas de todos, lo que ocultas de ti mismo, te hace sentir culpable y avergonzado y has aceptado hacer lo que los demás te dicen que hagas, siendo el resultado aún peor, porque irás en contra de las convicciones de tu “yo espiritual”, en contra de tus propias leyes de libertad.
Otro punto importante es saber que cuando se tienen relaciones sexuales, se liberan hormonas en nuestro cuerpo que se transforman en energía. Se da entonces un intercambio de energías que transfieren la esencia de una persona a otra. Si son pareja, bien no hay problema alguno.
Recuerda…
La dificultad se presenta cuando se trata de un encuentro casual y nos damos cuenta que no es nada sencillo desprenderse de esa energía. Quedamos atados e inhabilitados para iniciar una relación verdadera con otra persona.
Este intercambio de energías algunas veces nos hace sentir enamorados. Comienzas a extrañarla a esa persona y no logras entender por qué, si no te interesaba, ahora te está haciendo sufrir por amor, te sientes devastado y hasta burlado y abusado y lo peor es que pasará mucho tiempo antes de liberarte.
Sucede entonces que aunque haya sido una relación casual, aunque no te interese el sexo con esa persona, seguirás atado a ella durante un largo tiempo pues el intercambio electromagnético los une como imanes. De ahí la importancia de no hacer del sexo un juego ilimitado.
Lo más grave es cuando tienes un intercambio sexual con alguien que no es como tú, que no vibran al mismo nivel. Un encuentro que no debe darse, recibirás toda la basura de ese intercambio químico.
Temor a la Sexualidad
Como ya lo hemos expuesto, la falta de información, el desconocimiento, la malinterpretación de lo que el sexo en verdad representa, se ha ido almacenando en nuestra memoria llenándonos de temores y negatividad que si no nos esforzamos en desechar, nos llevará al fracaso e insatisfacción.
El cuerpo rechaza el placer al que tiene derecho porque en el inconsciente están grabadas las etiquetas “malo” “pecaminoso” que no permiten que ambos se conecten. No se desarrolla la intimidad, no se atreven a explorarse, no se sienten amados y cierran sus sentimientos para no ser heridos.
Las experiencias pasadas, la educación que nos han inculcado, las relaciones tóxicas con parejas que han sido inadecuadas. Todo esto va llenando el alma de cicatrices cuyo dolor se transmite a través del cuerpo y construye una barrera difícil de derribar.
Algunos autores consideran que la sexualidad representa todo lo que nos ha sido arrebatado. Es la esencia de lo que somos en realidad, pero nunca nos fue informado, por el contrario lo encerraron y ocultaron donde no pudiéramos alcanzarlo impidiendo que encontráramos el camino hacia la espiritualidad.
Algunas iglesias indicaron que la sexualidad sólo era permitida para la procreación constituyéndose en la principal causante de esta falta de conexión entre parejas y su yo espiritual.
En algún momento de nuestra existencia, todos tenemos temores. Miedo a la soledad, a estar con nosotros mismos, a la intimidad. Todos estos temores nos mantenían encarcelados queriendo salir de la celda y sin atrevernos a salir y tomar a manos llenas lo que nos corresponde como seres espirituales, hijos de Dios.
La Sexualidad Espiritual y los Tratados Antiguos
Algunas civilizaciones han entendido que la sexualidad y la espiritualidad deben ir de la mano. Los fundamentos del Kama Sutra, del Tao de la sexualidad humana y del Sexo Tántrico nos lo confirman.
Según el Kama Sutra, cuando hombre y mujer se unen en matrimonio, se convierten en un solo cuerpo y una sola alma para vivir en armonía. Esta armonía inicia cuando se unen sexualmente.
El Tantra de igual manera señala y celebra la unión del cuerpo y el espíritu como sexualidad sagrada. Recomiendan prolongar el placer en cada sesión amorosa y de esa manera estrechar los lazos de amor e intimidad de la pareja. Para esta filosofía, el orgasmo brinda una experiencia sagrada que acerca a la iluminación espiritual.
La Cábala judía aclara que el mejor momento para mantener relaciones sexuales es el sábado pues para esta religión es el día más sagrado de la semana. También indica que si un hombre casado viaja, o se aleja para estudiar la Cábala, su primer deber al regresar es hacer el amor con su mujer.
Manuales para matrimonios
Volviendo al judaísmo y la Cábala cabe destacar que no ocultaban la sexualidad como hacían otras culturas. De hecho, uno de sus libros, “El Cantar de los Cantares de Salomón” es un poema de amor erótico considerado más sagrado que ningún otro. Este poema más que simple erotismo, es sexualidad espiritual.
Un libro judío de la era medieval acerca del matrimonio, presenta la sexualidad en todos sus aspectos, incluyendo los místicos y mágicos y nos explica que cuando un hombre se une con su mujer en santidad, el Sejiná se encuentra entre ellos. El Sejiná equivale al Espíritu Santo católico.
En la actualidad han sido publicados numerosos tratados para matrimonios. No tenemos nada en contra de ellos, el problema es que solo son libros sobre sexo donde presentan varias posiciones y técnicas que se circunscriben exclusivamente al disfrute corporal.
¿Cómo Hacer de Nuestra Sexualidad una Experiencia Espiritual?
Como mencionamos anteriormente, lo principal es erradicar pensamientos y creencias que no han hecho más que impedir el disfrute sano de la intimidad y alcanzar la sagrada sexualidad espiritual.
Es necesario eliminar toda negatividad y atreverse a explorar y experimentar la energía y alta vibración que genera el cuerpo durante el encuentro sexual. Se debe aceptar que las zonas erógenas conducen al placer y éste a crea frecuencias que estimulan el cuerpo y nos elevan hacia la espiritualidad.
Recuerda que todos tenemos derecho a tener relaciones sexuales placenteras. A dar y recibir amor, atenciones y dedicación con nuestras parejas. Ambos en libertad y honestidad, sin ser coaccionados pues la sexualidad lleva hacia la espiritualidad libre y creadora.
Lo ideal es escuchar el lenguaje de tu cuerpo, reconciliarte con él, observar su perfección, identificarte plenamente con tu físico, tu sexo, tus preferencias y sentimientos. Es la manera de aceptarte como ser sexual sin remordimientos.
Al inicio de las relaciones no es fácil sincronizarse, puede ser muy confuso. Ambos están explorando y midiendo las frecuencias que intercambian en cada gesto amoroso. Lo que sienten con cada abrazo, con cada beso y cuando unen sus cuerpos sexualmente.
A la sexualidad no se le ha dado la importancia que merece; las personas solo buscan placer físico, no entienden que es la manera perfecta de conectarse espiritualmente. Somos seres compuestos de energía y cuando dos energías se unen sexualmente en perfecta armonía, pueden ocurrir cosas increíblemente maravillosas.
Recomendaciones para Alcanzar la Sagrada Sexualidad Espiritual
Control del Pensamiento. Concentrarse en el momento, en sentir, escuchar, deja aflorar todo ese sentimiento de amor y compenetración con la pareja. Sentir la energía que emana de sus cuerpos durante la primera fase del encuentro.
Expresa tus necesidades y sentimientos, y escucha los de tu pareja, sin temor, sin timideces que no tienen cabida entre ambos. La pareja debe estar consciente de que van a realizar un acto mágico, no sólo un simple acto carnal que los dejará agotados y sin ninguna ganancia espiritual.
Creen un espacio solo para ustedes, su habitación debe ser muy confortable, donde ambos se sientan cómodos y seguros. Mantengan sus cuerpos aseados y prolijos, pueden utilizar aromas o aceites para perfumarlos.
Dedíquense tiempo para mirarse, adorarse, explorarse y expresar el gran amor que se tienen y lo felices que son por estar unidos. Bendecir esa hora maravillosa en que se vieron por primera vez y todos los momentos que pasan juntos.
Dejen volar su imaginación, pero piensen solo en ustedes. En ese sagrado momento no hay cabida para nadie más. Déjense llevar por su pasión; sentir, dar, recibir y compartir esa energía sagrada y volcánica que los hará unirse más allá de lo físico. Finalizado el encuentro, disfruten juntos de ésa espiritualidad alcanzada.
¿Dónde Está el Amor?
Muchas personas se encuentran solas, quieren amar, ser amadas y no logran encontrar el amor. Esto tiene una razón, está buscándolo fuera, en tu entorno, en otra persona. ¡Gran error!
Debemos entender que el amor está en nosotros mismos, en la medida que nos amemos seremos amados. Nadie más es responsable de tu felicidad. Debes cambiar esa manera de pensar que tal vez te inculcaron durante años.
Primero debes amarte a ti mismo, aprender a estar solo, a disfrutar la soledad y dejar de sentirte desdichado. Una vez te aceptes como ser individual, te ames, te preocupes por ser quien quieres, la vibración será tan fuerte que llegará a todo el universo, y en cualquier momento aparecerá esa persona especial que vibrará contigo.
Una vez aprendas a amarte y a vivir en soltería te darás cuenta de que nunca estás solo, alrededor hay miles de seres, personas y actividades por hacer y sentirás que te falta más tiempo en soledad para poder alcanzar y trabajar por todo lo que deseas.
Valórate, no te conformes con menos, los amores disfrazados no funcionan, solo acepta lo que de verdad deseas para que juntos puedan alcanzar las altas frecuencias del amor y la espiritualidad y para llegar a este nivel es imprescindible la aceptación, el amor y la admiración entre la pareja.
Recuerda que eres un ser completo, no necesitas de nadie más. Cuando conozcas a esa persona especial, verás que es tu reflejo, se unirán para intercambiar la felicidad que cada uno trae consigo y juntas sus cuerpos para vibrar juntos hacia el sagrado placer de la sexualidad espiritual.
Conclusiones
La sexualidad es mucho más que unión física. A esta se suma una fusión de emociones, atracción física, amor, inteligencia, conocimiento y sentimientos que genera una energía tan elevada y fuerte que nos hace trascender hacia la espiritualidad.
Las relaciones sexuales es la manera perfecta de acercarnos a nuestra pareja, es algo personal, privado, lleno de energía y placer que transporta a la espiritualidad. Nadie más tiene derecho a interferir pues al estar relacionada con las emociones podría llegar a distorsionar la imagen que se tenga de la actividad y de la pareja.
La fuerza y energía que nos da la sexualidad espiritual es revitalizadora y aunque no negamos que las relaciones sexuales superficiales a nivel genital puedan ser placenteras hay que estar conscientes y convencidos de que puede ser aún mejor.
Ha llegado una nueva era, una forma nueva de ver al hombre actual, de entendernos como seres energéticos, espirituales y libres. Somos seres integrales, y dentro de esa integridad se encuentra nuestra sexualidad formando parte de manera física y espiritual de nuestro mundo.
Se acabaron los miedos, los traumas, las distracciones. Estamos entendiendo al fin de que somos parte del universo, somos libres para conectar nuestra vibración con otra persona, que el sexo nos hace crecer y desarrollarnos, alcanzar las más altas vibraciones sin importar se somos homosexuales o heterosexuales.
Lo verdaderamente importante es que nos hemos liberado sexualmente y esta liberación ha enaltecido al amor. Ahora nos toca a nosotros mostrar el camino a quienes aún no han logrado encontrar el camino ni alcanzado la plena felicidad conyugal y las delicias de la sexualidad espiritual.
En la intimidad hay mucho más allá por descubrir y disfrutar; solo debes abrir tu mente, cambiar tu percepción, erradicar la negatividad y entregarte junto a tu pareja, al sagrado placer de la sexualidad espiritual.
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