La paz espiritual debe ser un anhelo de todos, ya que solo así podrán iluminarse desde adentro y compartir con el mundo las más hermosas de las virtudes que nacen en el corazón de quienes se han dado la oportunidad de brillar con luz propia. Si quieren conocer más acerca de este tema, les extendemos la invitación para que sigan leyendo.
¿Qué es la paz espiritual?
La paz espiritual es un estado del ser que es inmanente a tu propio espíritu y que se manifiesta en ti a través de la dicha, la armonía, el equilibrio interior, el silencio de la mente y el amor en tu corazón.
Cuando decimos que es inmanente al propio espíritu nos referimos a que está latente en cada uno de nosotros, es parte inseparable de nuestro ser espiritual. Sin embargo, tenemos que emprender un camino de búsqueda para regocijarnos en ella.
Por consiguiente, la paz espiritual requiere de un esfuerzo personal, ya que tenemos que encontrarla en nuestro propio corazón porque es allí donde cobra vida el espíritu y cuando logramos que este se ilumine, entonces, despertamos a la claridad mental, a la armonía y al equilibrio interior.
Entonces, la paz y el espíritu no podemos separarlos, van de la mano, e incluso si lo analizas con cuidado ambos te llevan al mismo sitio. Si buscas la paz, obligatoriamente te consigues con tu ser espiritual y si, por el contrario, inicias la búsqueda desde la espiritualidad esta te lleva a tu centro de paz.
Ahora bien, si no eres capaz de iluminar tu corazón te será imposible alcanzar la tan ansiada paz espiritual, ya que lamentablemente quedarás atrapado en el juego de la mente y el ego.
La paz espiritual y el ego
La paz espiritual y el ego son irreconciliables; pues el ego no sabe de amor ni de compasión ni de misericordia. Él es frío y calculador y solo se preocupa por el estatus, el éxito, la jerarquía y el poder.
El ego es el falso yo, ese que creemos que somos cuando olvidamos a nuestro ser espiritual y por supuesto, el no escatima esfuerzo para demostrarnos que tenemos la razón. Es capaz de dominar nuestra vida por siempre, al menos que en algún momento despertemos de la ilusión.
Entonces, para alcanzar la paz espiritual deberemos enfrentarnos al ego y vencerlo, es decir, salir de la mente y bajar al corazón.
Mientras entreguemos nuestro poder al ego estaremos condenados al deseo de “querer ser”, es decir, queremos destacar y brillar por sobre todas las cosas: somos los más inteligentes, los más importantes, los más apuestos, los más, los más y los más. Sin embargo, en el fondo sabemos que el ego lo que esconde son nuestras debilidades y el miedo al fracaso.
Desde el ego, el camino que trazamos no tiene nada que ver con la paz espiritual, es un sendero lleno de ansias de poder, logro, dinero y recompensas. La mente entonces solo encaja pensamientos de cuánto, cuándo, dónde, con quién, para mí y mío por sobre todas las cosas.
Cuando bajamos al corazón, el deseo es “quien soy”, es decir, quién es el que se oculta detrás de ese que pienso que yo soy. Entonces, no hay vuelta atrás, empezará nuestra búsqueda de la paz espiritual.
Salir de la mente
Si prestamos atención a nuestra mente podemos darnos cuenta de que los pensamientos entran y salen sin control, de allí que por un momento nos encontramos pensando en algo y a los pocos minutos estamos concentrados en otra situación.
Estos pensamientos pueden que sean recuerdos del pasado o bien deseos que contemplamos a futuro, y muchas veces ni siquiera se relacionan con la vida presente. Pero el problema está en que a estos distractores de la mente les permitimos remover nuestras emociones y frustraciones, lo que tiene repercusiones negativas en las actitudes que asumimos.
Si lo analizamos con cuidado, nos daremos cuenta de que esto se repite una y otra vez. Entonces, no hay duda, nuestro poder se lo hemos entregado a nuestra mente y, como consecuencia, es el ego el que nos gobierna.
Pero, ¿cómo salir de la mente y quitarle poder al ego? La única respuesta es a través del silencio. Para ello, es posible silenciarla por medio de la técnica de la intención y la atención o bien con la meditación.
Entonces, para la técnica de la intención y la atención, tenemos que convertirnos en un testigo interior quien es capaz de observar lo que sucede en la mente sin inmutarse, simplemente se da cuenta y deja que todo pase porque no se involucra, permanece en silencio.
Este testigo interior es nuestro ser espiritual, quien está a la espera de que le dejemos actuar. Él toma las riendas de la mente y deja que los pensamientos se desvanezcan sin afectarnos.
Para la técnica de la meditación, es necesario aprender a respirar, relajarnos y dejar la mente libre de pensamientos, pues es allí en ese momento cuando el ser espiritual asume el mando y te conecta con el conocimiento superior.
Bajar al corazón
Solo podrás bajar al corazón cuando seas capaz de salir de la mente, pues el dominio del ego te mantiene atrapado en la falsa ilusión.
Pero, ¿por qué bajar al corazón? Porque este es el espacio sagrado del amor y es allí donde reside el ser espiritual. Solo si logras llegar ahí, podrás vivir tu vida desde tu ser superior y ser una antorcha que lleve luz al mundo.
Si vives desde el corazón tu percepción del mundo cambia y es el amor el que domina tu vida. Así, es a través de la compasión, la misericordia, el perdón y la fe que te mueves y relacionas.
Entonces tu corazón se convierte en tu centro de luz y permite que resplandezca en ti la paz espiritual, pero no solo para que ilumine tu vida, sino también para que la lleves al mundo y la compartas con otros.
En definitiva, de eso se trata la búsqueda de la paz espiritual, del largo camino que debes recorrer para transformarte en el ser de luz que eres.
La meditación y la paz espiritual
La meditación puede definirse como la técnica a través de la cual podemos detener los pensamientos y abrir paso al silencio reparador de nuestra consciencia, es decir, dejar la mente en blanco y acceder a lo profundo de nuestro inconsciente donde desempeña un papel fundamental el conocimiento superior.
El conocimiento superior no se alberga en la mente, es un estado trascendente que pertenece a nuestro ser espiritual, pero al que solo puede accederse si acallamos los pensamientos persistentes que comúnmente nos atan al miedo, a la frustración, a la ansiedad y al estrés.
Entonces, es a través de la técnica de meditación que podemos dar paso a la luz que somos y al amor que se alberga en nuestro interior, lo que hace posible abrazar la armonía, la belleza, el equilibrio, la sabiduría y la paz espiritual.
Por ejemplo, imagínate que estás en una habitación llena de ruido, aglomeración, humo, miedo, ansiedad y mugre; y de repente logras escabullirte de todo aquello y acceder a una pequeña puerta que está en una de las paredes. Al entrar, la claridad y el silencio te sorprenden y te abrazan, es como si despertarás a una nueva realidad donde abunda el amor y la paz.
Ahora bien, la meditación como técnica para alcanzar la paz espiritual requiere de práctica constante y no es que dejes lo que estás haciendo y te dediques a meditar todo el día, de eso no se trata. La idea es que reserves, diariamente, unos cuantos minutos al silencio y al encuentro con tu ser superior.
Beneficios de la meditación
En la medida que conscientemente te dediques a meditar, sentirás que tu ser de luz se va expandiendo y va abarcando todos los aspectos de tu vida cotidiana, de allí que estarás preparado para abordar los eventos y los acontecimientos con un toque de sabiduría interna que te alejará del conflicto y del miedo para dar paso a la paz espiritual que tanto ansias.
Son muchos los beneficios que se derivan de la práctica constante de esta técnica, y que tienen marcada influencia en el logro de tu equilibrio físico, mental, emocional y espiritual:
- Te identificas plenamente con el ser de luz que eres.
- Controlas los pensamientos y su influencia en tus emociones.
- Aprendes a respirar y adquieres paciencia y equilibrio interno.
- Identificas a tu testigo interno, que es tu ser espiritual.
- Desarrollas tu intuición y accedes al conocimiento superior de tu alma.
- Trasciende a otro plano de conciencia y Accedes al conocimiento de vidas pasadas.
- Traes equilibrio y armonía a tu vida.
- Aprendes a movilizar tus energías curativas.
- Aprendes a relajarte, aquietar tu cuerpo físico y disolver el ego.
- Eliminas obsesiones y pensamientos autodestructivos.
- Puedes controlar y eliminar malos hábitos.
- Te centras en el presente, mientras dejas atrás el pasado.
- Solucionas conflictos internos que te atan al odio y al resentimiento.
- Aprendes a perdonar desde tu centro de luz interior.
- Aprendes a ´percibir a las otras personas como seres espirituales.
- Desaparece tu infelicidad y disconformidad con tu vida.
- Aprendes a aceptarte y amarte tal como eres.
- Dejas ir lo que te causa infelicidad y estrés.
- Aprendes a centrar tu energía en el corazón y a equilibrar tus chakras.
- Adquieres paz espiritual.
Si les interesa conocer más de los beneficios que se derivan de la meditación, les invitamos a ver el siguiente video:
Buscar la paz espiritual
Para algunas personas buscar la paz espiritual consiste en calmar los pensamientos, equilibrar su cuerpo físico y mental y disfrutar de momentos placenteros de silencio y relajación; de allí la creciente necesidad de participar en actividades de meditación y respiración.
Para otros, la paz puede convertirse en la necesidad de aislarse de la realidad que le rodea y querer alejarse de todo y de todos. Estos son los que emprenden grandes viajes espirituales hacia lugares donde resuena el silencio y lo divino.
También hay individuos que están convencidos de que no pueden encontrar la paz porque ésta se ve afectada por quienes le rodean y, en consecuencia, hacen todo lo posible para no aceptar su propia responsabilidad y buscar un culpable.
Tenemos también otro grupo, los que consideran que tendrán paz cuando su situación económica, social, familiar y profesional se solucione. Estos no necesariamente la buscan, esperan que algún día esta les toque la puerta.
Por otra parte, están aquellos que no buscan la paz porque no creen en ella ni en la espiritualidad. Su atención permanente se encuentra en el mundo exterior, por lo que le han entregado el poder de su existencia a su mente y a su ego, y no hablan de paz; se jactan de logros, éxito y jerarquía.
En fin, la búsqueda de la paz espiritual va a depender de tres factores primordiales:
El grado de identificación con el propio ser
Si el individuo ha dedicado parte de su tiempo en emprender un viaje de autoconocimiento, lo más seguro es que haya descubierto que él no es su mente ni es su cuerpo físico, es un ser espiritual que necesita de su intelectualidad y de su condición física para manejarse en esta existencia.
Entonces, desde este punto de vista, su propio ser interno lo llevará por el camino de la búsqueda trascendente y el encuentro con la paz espiritual.
La capacidad para dominar los pensamientos y calmar la mente
No basta saber y aceptarse como un ser espiritual para alcanzar la paz, el camino se hace bastante difícil cuando los pensamientos no dan tregua al silencio. Es decir, si la mente domina sobre el espíritu y está contaminada con todas las creencias adquiridas y aprendidas que no dejan de juzgar, culpar, odiar y buscar culpables.
Dominar los pensamientos no es nada fácil, pues ellos invaden la vida cotidiana y muchas veces no dejan vivir con tranquilidad. Así, la mente es un torbellino de asuntos irresueltos que están casi siempre relacionados con el pasado y el futuro; dejando de lado el eterno presente.
Entonces, quien busca la paz espiritual deberá aprender a distanciarse de los pensamientos y observarlos como un testigo interno, ya que solo así podrá observarlos y dejarlos pasar.
Desear sinceramente la paz espiritual
Sólo quien pone empeño en conseguir la paz la encontrará. Esto, es sumamente primordial, ya que la paz espiritual requiere un esfuerzo personal, un trabajo de todos los días, un darse cuenta a cada momento. Nadie podrá colmarte de paz, únicamente tú eres el responsable de alcanzarla.
Pasos para alcanzar la paz espiritual
Por cuanto la paz espiritual es un estado del ser, entonces, es desde el propio ser que debe nacer la inspiración y el camino para alcanzarla. Al respecto, puedes seguir los siguientes pasos.
Define para ti qué es la paz espiritual y por qué quieres alcanzarla
Aun cuando la paz espiritual pueda ser definida como un estado del ser que es inmanente al propio espíritu y que se manifiesta a través de la dicha, la armonía interna, el silencio de la mente y el amor en el corazón; se hace indispensable que llegues a tu propia definición y a lo que esta significa para ti.
Por otra parte, es bueno que identifiques realmente por qué quieres alcanzar la paz, ¿qué es lo que te mueve a buscarla? Dando respuesta a estas interrogantes te será más fácil iniciar el camino.
Inicia un proceso de autoconocimiento
Este proceso te llevará a darte cuenta de quién eres en realidad, es decir, te pondrá frente a quien actúa, reacciona y responde en su vida cotidiana, que no es otro que tú mismo. Si te analizas con cuidado todos los días y puedes percibir tus actitudes y comportamientos ante las personas, las situaciones y los eventos, entonces, estarás conociéndote.
Identifica los pensamientos y emociones que te dominan
Los comportamientos y las emociones que manifestamos están muy relacionados con el subconsciente, ya que allí se guardan todas las creencias que nos mueven. Todo lo que somos es producto de un aprendizaje familiar, social y, en términos más profundos, espiritual.
Si en tus pensamientos albergas juicios pobres, malas intenciones y opiniones dañinas con respecto a los demás o a ti mismo, lo más seguro es que en tus emociones se identifiquen con la envidia, el odio, la ira, los celos, la culpa, el miedo, el rencor y la tristeza. Si esto es así, es imposible sentir paz espiritual.
Elige qué pensamientos o emociones quieres cambiar
Si de verdad quieres alcanzar la paz espiritual no te queda otro remedio que cambiar. Entonces, conociendo tus pensamientos y tus emociones, establece prioridades e implementa un plan de acción muy personal.
Puedes proponerte como objetivo poner atención a tu comportamiento diario, y estar atento cuando se hagan evidentes pensamientos o emociones que ya no te agraden. La idea es que pienses o sientas todo lo contrario. Por ejemplo, si te invade la tristeza piensa en algo que te dé risa; si juzgas mal a alguien intenta pensar en algo positivo de esa persona, si te criticas piensa en tus fortalezas.
También puedes indagar en tus creencias, ya que las mismas moldean tus pensamientos, sentimientos y acciones, ¿por qué piensas, sientes y actúas de cierta manera? ¿Cuál es la creencia oculta que te impulsa?
Si asumes la actitud de cuestionar a diario tus creencias, limitar tus pensamientos negativos y evitar las emociones dañinas, verás que en poco tiempo se convertirá en un hábito. Esto, abrirá espacio para que brille tu luz interior y tu ser espiritual asuma el mando y te colme de paz.
Incrementa tu fe en lo superior
Atrévete a confiar en Dios; sea que vayas a la iglesia o no. Para ello, acepta que en tu vida y en la de todos existe una conciencia superior que los cobija, los protege y los anima como a toda la fuerza de la naturaleza. Aparta tiempo para la reflexión, la contemplación de lo divino y la oración.
En este aspecto, la oración juego un papel fundamental, ya que cuando acudes a ésta estás dispuesto a que Dios asuma el mando y actúe a través de ti. Al respecto, muy cierto es que la paz espiritual depende de que abras tu corazón y permitas que el Padre te llene con su gracia.
Podemos abordar la paz espiritual como una gracia que es otorgada por Dios y a la que todos tenemos derecho, pues según las sagradas escrituras el Padre nos prometió la paz y el amor eterno, siempre y cuando seamos dignos de alcanzarlos.
Entonces, la oración, que nos acerca a lo superior, es un lazo de amor que podemos emplear para alcanzar nuestra ansiada paz espiritual y encontrarnos con el ser de luz que realmente somos.
Si realmente tenemos fe en lo superior entonces oremos mientras avanzamos conscientemente por el camino que hemos elegidos para alcanzar la paz espiritual, pidamos al padre que nos de fortaleza, discernimiento, voluntad y confianza.
La paz espiritual florecerá más rápidamente en un corazón humilde ante Dios, un corazón dispuesto a entregarse para llevar paz al mundo.
Aprende a estar en el eterno presente
Es imposible que encuentres tu paz espiritual si constantemente te debates entre el pasado y el futuro. El primero, no te deja avanzar, y el segundo, te crea ansiedad.
El pasado puede que te ate no sólo a circunstancias de vida asociadas con la alegría y el bienestar, sino también a eventos relacionados con el miedo, la rabia, el odio y la infelicidad. Entonces, cuando esto es así, los fuertes lazos con esas emociones te llevan a la depresión, a la incapacidad para actuar y a la negación para amar; afectando considerablemente tu momento presente y tu paz interior.
Si les interesa conectarse con el eterno presente, les invitamos a visualizar el siguiente video.
El futuro, que no ha llegado, se convierte en un deseo profundo que te distrae de tu vida actual. No eres capaz de disfrutar de lo bello y agradable que posees por estar corriendo detrás de algo que no sabes si llegará.
Entonces, pasado y futuro te distraen del presente y no te dan tiempo para pensar en la paz espiritual, ni mucho menos en querer conseguirla. Lo más seguro es que te encuentras tan distraído que te da igual sacrificarla.
Vence tu ego
Sal de tu mente y quítale poder, intenta controlar tus pensamientos y tus ansias de ser el mejor. No te entregues por completo al mundo material y de los sentidos, pues, allí nunca encontrarás la felicidad.
Baja a tu corazón porque allí tu ego y tus pensamientos no tienen poder, solo el amor es el que manda. La presencia divina que habita en ti te habla de equilibrio, paz espiritual, dicha, compasión y misericordia.
Libérate de lo que te causa infelicidad
Es imposible que te resignes a permanecer atado a alguien o a algo con lo que no eres feliz, si no hay felicidad en tu vida, no hay paz espiritual.
Es imprescindible que seas feliz, pero sin depender de otros. Entonces, no culpes a nadie de tu infelicidad, es preciso que analices la situación y descubras cuál es el motivo de la misma porque, seguramente, eres tú el del problema.
Sea con tu pareja, en tu trabajo o cualquier otra situación, el objetivo debe ser la felicidad y el bienestar, pero cuando no es así quizá es el momento de soltar y dejar que todo y se te presente la oportunidad de volver a empezar. Eso sí, cierra los ciclos para que a tu vida puedan llegar nuevas energías de paz.
Apóyate en la familia para conseguir tu paz espiritual
No tienes que avanzar solo en este camino, seguramente si lo conversas con tu familia y le explicas claramente cuál es el objetivo que persigues, te puede sorprender el apoyo que ellos pueden brindarte. Entonces, anímate y comparte con tu núcleo familiar las estrategias que estás empleando con respecto al análisis de tus pensamientos y emociones.
Igualmente, aprende a manejar los conflictos familiares enfocándote en la paz y en tu ser espiritual, así podrás distanciarte y buscar soluciones armoniosas que beneficien a todos. Entretanto, mantente centrado en tu corazón y permite que desde allí fluya el amor y el respeto.
Utiliza la lectura como apoyo para alcanzar la paz espiritual
Tú no eres el primero que recorre el camino hacia la paz ni serás el último, pues buscar el centro del ser, el equilibrio y la armonía es una necesidad de todos; lo que pasa es que a cada quien le llega su momento de la búsqueda.
Son muchos los que han emprendido el camino y han querido dejar su testimonio a través de los textos de autoayuda, crecimiento personal o desarrollo espiritual; por qué no investigar al respecto y aprender sobre la paz y la espiritualidad por medio del autoaprendizaje.
Ahora bien, se hace indispensable que no te quedes con la lectura, intenta poner en práctica los consejos o estrategias allí propuestas, ya que al final lo que va a enriquecer tu búsqueda es tu propia experiencia.
Busca ayuda externa para alcanzar la paz espiritual
Si te es muy difícil recorrer el camino a través del autoaprendizaje, entonces busca apoyo en personas conocidas que también están recorriendo el mismo sendero, o bien, en grupos o instituciones que te brinden la posibilidad de compartir con otros esa búsqueda interior. Así, tenemos:
- Si perteneces a alguna religión en particular, pregúntate cómo pueden ayudarte desde sus creencias, su filosofía y su fe. No la veas ya como un simple culto con el que debes cumplir por la tradición familiar, acércate a sus líderes y plantea tus necesidades. Lo más indispensable es que no desvíes tu intención, que escuches objetivamente y luego te quedes con lo que resuena en tu corazón.
- Incorpórate a algún grupo de meditación, Tai Chi, yoga u otro, los cuales tienen como objetivo enseñar a sus miembros las estrategias para ir hacia el centro de su ser y vivir en equilibrio y armonía.
- Reúnete con amigos que sientan la misma necesidad y comparte con ellos lecturas, ejercicios o actividades relacionadas con el desarrollo espiritual.
- Acude a cursos o talleres de crecimiento interior, pero no te dejes engañar con aquellos que prometen cambiarte la vida en un solo día. Se muy selectivo y aprende a reconocer quien está realmente en el camino del autoconocimiento y el desarrollo espiritual.
Busca el centro de tu ser donde mora la paz espiritual
Buscar el centro de tu ser se refiere exactamente a mirar dentro de ti, pero con una mirada profunda y reflexiva, de forma tal que puedas responden a tus preguntas existenciales con un conocimiento divino. Si estas distanciado de allí, estás perdido y extraviado y, por consiguiente, permites que la vida y las condiciones externas te bamboleen de un lado para el otro.
¿Hacia dónde mirar? Muchos dicen que el verdadero centro está en lo más profundo de ti, y unos cuantos aseguran que es en el corazón mismo, pues este guarda el aliento de vida. Así, es posible que por ello esté asociado a lo sagrado y a lo divino, a lo reverencial, a la misericordia y a la compasión.
Entonces, simplemente préstale atención a tu corazón, escucha tu intuición y pregúntate si tus acciones cotidianas están asociadas necesariamente a tus sentimientos. Si descubres que lo que haces en tu vida está contrariando continuamente lo que sientes es porque has decidido vivir fuera de tu centro de paz y armonía, dando prioridad a las exigencias del medio o de las personas que te rodean. Seguramente te darás cuenta que es el ego el que te manipula.
No te des por vencido en la búsqueda de la paz espiritual.
La paz espiritual no es un estado del ser que llega para quedarse y ya, por el contrario, es un trabajo de todos los días. Es prestar atención a los detalles, a los desvíos y a las oportunidades para mantenerse en el centro de la paz interior.
Si estuvieras solo en el mundo quizás no tuvieras ningún problema, ya que no tendrías con quién compararte, ni convivir, ni discutir. Tal vez, tampoco sería para ti una preocupación el ambiente que te rodea, ni mucho menos los problemas que afectan a toda la humanidad, pero no es así.
Vives en un mundo convulsionado por las crisis sociales, económicas, políticas y morales, y es allí donde debes encontrar tu paz espiritual y no es nada fácil, pero si insistes en tu deseo llega un momento en que puedes regocijarte en ella.
Quizás, después de tanto afán puedes aceptar a Dios en tu corazón, conocerte y aceptarte a ti mismo, mantener tu mente en silencio, experimentar la dicha y disfrutar de la armonía interior.
Vive tu paz espiritual
Es posible poner en práctica la paz aun entre el agobio y los cambios constantes a lo que te somete la dinámica de la vida cotidiana en un mundo convulsionado, siempre y cuando aprendas a distanciarte de las situaciones y de los acontecimientos.
Distanciarte no quiere decir que te hagas el indiferentes, por el contrario, estarás ahí pendiente pero con una actitud diferente. Ya no pensarás que el mundo te ataca y te pone entre la espada y la pared, sino que te brinda la oportunidad para compartir tu paz, a través del silencio, la misericordia, la empatía, la dicha, la compasión y el amor.
Así, tu paz espiritual se convierte para ti en una virtud que, cuidada y alimentada diariamente, mantiene tu espíritu vivo y encendido como una antorcha que ilumina tu propio camino y el de muchos otros que están lejos de emprender el sendero de la paz.
Entonces, veamos que puedes poner en práctica para vivir plenamente tu paz espiritual y compartirla con otros:
Evita los conflictos
No caigas en la tentación de engancharte en disputas o discusiones que pueden llevar a males mayores. No intentes defenderte ni culpes al otro, asume tu parte y plantea desde el principio una solución ganar-ganar.
Sé mediador o pacificador en conflictos familiares, de trabajo o de tu comunidad; participa con paciencia, tolerancia y objetividad. Ayuda a otros a entender los problemas y a buscar soluciones que pueden implementarse desde la paz y no desde la intolerancia.
Sé paciente con tu pareja y con tus hijos e intenta entenderlos desde el corazón, sin juzgarlos ni criticarlos. Si aprendes a abordar las diferencias con amor, las soluciones serán gratificantes para todos.
Sé tolerante con tus vecinos, pues con ellos convives a diario y posiblemente son los que, sin darse cuenta, te ponen a prueba todos los días.
No te desesperes
Si estás centrado en tu ser interior sabes que la desesperación no te llevará a ninguna parte, entonces, respira, tómate tu tiempo, relájate, estudia la situación valiéndote de tu conocimiento superior y confía en que todo tiene una solución divina.
No dejes nunca que la impaciencia te gane la batalla, pues te sacará de tu centro de paz y te envolverá en la maraña del conflicto personal, donde la mente asume el mando y te lleva por caminos de oscuridad.
No caigas en el juego de las provocaciones malintencionadas, siempre habrá quien quiera probar cuánta verdad hay en la paz espiritual que intentas transmitir. Si se te presenta esa situación no te pongas a la defensiva, ve a tu corazón y desde allí percibe la intención y responde con sabiduría.
No te aferres al miedo
El miedo es la emoción más dañina a la que puedes aferrarte, ya que te paraliza y no te deja actuar. Se vale de lo que sea para alejarte de la paz espiritual.
Caer en la ignorancia de que debes enfrentarte y defenderte del mundo que te rodea es un comportamiento normal para muchas personas, y es quizás por ello que el ego hace de las suyas. Al encontrarte en esta situación, te sientes separado de Dios y de todos, no tienes confianza ni en ti mismo ni en tu familia ni en las circunstancias de vida.
Cuando aceptes que el miedo es solo una emoción, sabrás que puedes controlarla a través de la fe y la oración. La calma y la confianza que estas pueden transmitirte se convertirán en tu espada y en tu escudo de protección.
El miedo es el otro extremo del amor, entonces transita hacia el lado seguro donde la luz de tu corazón te hace invencible y la paz espiritual te reconforta.
Presta un servicio de amor
Siempre se presentan oportunidades para asistir a otros, entonces, no indagues ni critiques, simplemente pregúntate, ¿cómo puedo ayudar? Es imprescindible que te dejes guiar por tu ser interior, él será tu guía en el camino del servicio que debes cumplir.
Si les interesa saber más sobre el amor, los invitamos para que vean el siguiente video.
La paz espiritual, el amor y el servicio son inseparables, ya que tu corazón estará presto para sentir empatía, compasión y misericordia ante situaciones que pudieran afectar la vida de otras personas.
No necesariamente tienes que pensar en grande, no se te pide que prestes un servicio de trascendencia mundial. Lo que se espera de ti es que tiendas tu mano, sea a un anciano que tenga que cruzar la calle, a un amigo en dificultad, a un niño que tiene hambre, a un animal herido, a un vecino deprimido o a un hermano que atraviesa un mal momento. En fin, acércate al otro con amor y ese instante desde tu centro de luz.
Puedes incorporarte a alguna institución que trabaje por la paz o preste asistencia a través de comedores sociales, atención a personas de terceras edad o niños huérfanos; todas estas actividades te mantendrán centrado en tu corazón.
No juzgues el comportamiento de otros
Caer en el juego de la mente es muy fácil, ya que te dejas llevar y das rienda suelta a tu ego. Al permitir esto, tiendes a compararte, criticar, juzgar y resentirte, características propias de quien no conoce la paz espiritual y se ha entregado al ego.
Tus pensamientos y emociones negativas pueden influenciarte, de tal manera, que se te olvida que ese otro, también es tu hermano en la luz.
Por eso, no puedes olvidar que no te corresponde a ti emitir juicios. Lo más acertado es que te distancies y ores por esa otra persona. No permitas que esto contamine tu corazón y te saque de tu centro interior.
Cuando realmente alcanzas la paz espiritual, te elevas por encima de todos los conflictos y situaciones que alteran y envenenan a cualquier otro individuo. Es decir, se te dota de un conocimiento superior que te permite discernir y percibir los mismos problemas con un matiz diferente y divino.
Enseña la paz espiritual con el ejemplo
Siempre habrá oportunidades que te permitirán actuar desde tu centro de paz. Es decir, poner en práctica lo que has aprendido y lo que te ha transformado.
- Mira a tu alrededor y descubre dónde puedes participar y apoyar con amor, calma y paciencia; sin caer en el juego de la crítica y la lucha de poder. La acción es la mejor técnica para enseñar a otros; simplemente sugiere, actúa y da gracias a tu ser interior.
- Las situaciones propias de la vida cotidiana, como la muerte y las enfermedades, enfréntalas con sabiduría. Esto es, reconoce lo trascendente del momento y actúa con calma, entrega y fe en lo superior.
- No sufras por los problemas mundiales de hambre, conflictos armados y contaminación. Ese comportamiento te saca de tu centro de paz y puedes caer en el miedo, en la desesperación y en la depresión; arrastrando contigo a quienes comparten tu vida.
- Haz, desde donde te encuentres, la parte que a ti te corresponde. Puedes participar en la prevención de estos problemas en tu comunidad y, además, pedir a la conciencia superior universal que se ocupe de lo demás. Ten fe en las oraciones, ellas son escuchadas.
- Deja el comportamiento defensivo para otros que no saben de la paz interior. No caigas en conflicto, tu paz espiritual es más significativa que cualquier otra emoción. Al defenderte le das poder a tu ego. Pero también, le estás diciendo al otro que no sabes escuchar ni estás dispuesto a revisar lo planteado para llegar a un acuerdo.
Acepta que existen soluciones que no están en tus manos
Hay problemas o conflictos que afectan a tu familia, a tus vecinos, a tu comunidad o a tus amigos; pero por los cuales no puedes hacer mucho. Brinda apoyo y no te reproches el que no puedas ser garante de soluciones efectivas.
El hecho de que hayas conseguido traer paz a tu vida, no implica que puedas dar soluciones a todas las problemáticas que plantea la existencia; la paz te capacita para enfrentarlas adecuadamente y ayudar o enseñar a otros a que hagan lo mismo.
Comparte tu dicha
Si estás en paz contigo y con el mundo que te rodea, la dicha brotará de tu corazón y se esparcirá a tu alrededor. Así, donde quieras que vayas comparte con entusiasmo, con alegría y con amor.
La dicha nace dentro de ti, en tu corazón, y no necesita de nada externo. De allí, que cuando la compartes enciendes una luz y contagias a quienes la reciben.
Mantente por encima de toda ilusión
Ante las situaciones más difíciles siempre hay esperanza, pues sabes que en este mundo físico la única verdad es el amor. No te sumes a las afirmaciones negativas.
Hazte oídos sordos a todas las conversaciones negativas donde se afirmen las enfermedades, los conflictos, las guerras y los desastres. Es mil veces preferible afirmar la paz y la verdad de Dios.
Sé una antorcha de luz y de amor
Adonde quiera que vayas sé un portador de luz, armonía y equilibrio; no te involucres en situaciones turbias que atenten contra tu paz. Igualmente, aléjate de cualquier sitio donde se fomente el chisme, la habladuría y la injuria. No seas partícipe de la envidia, los celos y la ignorancia espiritual.
Sé un ejemplo de equilibrio y armonía
En la familia, en el trabajo o en la comunidad, compórtate siempre como un portador de la paz. No puedes ser uno en el centro de tu ser y otro en el exterior. Tus acciones deben ser congruentes con tus pensamientos de paz y tus sentimientos de amor y respeto.
Cuando vives en armonía respetas los ciclos de la naturaleza y también los tuyos propios. Entonces, deja que todo fluya e intenta entender lo que te enseña cada momento.
Mantente lejos de la agresión
Un portador de la paz está lejos de ser agresivo. Por lo tanto, no te permitas caer en comportamientos defensivos que te llenen de cólera y te saquen de tu centro. La agresión a través de la acción o de la palabra crea desarmonía y afectan tu energía y tu bienestar emocional.
Afirma la paz espiritual
Cuando te des cuenta de que tus pensamientos van y vienen desequilibrando tu ser, afirma constantemente “Yo soy la paz espiritual”.
Afirmar la paz es afirmar el ser de luz que nos conforma. Es reconocer que la sabiduría superior que nos guía, se hará presente en cualquier momento o circunstancia de nuestra vida.
Ante las situaciones mundiales, que afectan o afligen a la humanidad, afirma la paz espiritual. “Yo soy afirmando la paz espiritual que envuelve el planeta tierra”.
Deja que fluya el amor
Ante las situaciones críticas, es normal que invada el miedo, la desesperación y el conflicto; mantente distanciado y deja que fluya el amor desde tu corazón.
Participa en la comunidad
Amplia tu sentir con respecto a tu comunidad e identifica qué puedes aportar o enseñar. Actúa desde el corazón sin pensar en reconocimiento alguno.
La participación espontánea es gratificante para el espíritu y contribuye con tu felicidad. Pues, dando a otros por el solo gusto de dar, alimentas tu pasión por la acción conciliadora y misericordiosa.
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